Los incendios forestales son un constante durante el verano en Portugal, pero nuevas estadísticas reveladas por la Autoridad Nacional de Protección Civil (ANPC) muestran la prevalencia de estos incidentes este año. El viernes se registraron nada menos que 220 fuegos en distintas partes del país vecino, lo que supone un nuevo número máximo de incendios concurrentes en un único día de 2017.
En declaraciones a EL MUNDO Patricia Gaspar, adjunta de operaciones de la ANPC explicó que el número elevado de incendios registrados esta semana se deben a las condiciones meteorológicas que se están manifestando en estas zonas del país, con altas temperaturas y vientos secos que facilitan la propagación de las llamas. Gaspar señaló que aunque el número de incendios registrados el viernes supone un nuevo récord para 2017, «en años anteriores se han llegado a registrar más de 400 deflagraciones en un único día». A diferencia de años anteriores, en 2017 han ardido más territorio luso que en cualquier otro de la última década, con más de 75.000 hectáreas consumidas por las llamas entre enero y principios de julio.
De los incendios en activo, los más significantes han sido los que han afectado al distrito de Santarém, donde las llamas han arrasado con numerosas partes del concejo de Abrantes. Con varios puntos activos desde el pasado miércoles, los incendios en esta zona obligaron la evacuación de los habitantes de las aldeas de Medroa, Braçal, Amoreira y Pucariça el pasado jueves. Actualmente 524 operativos participan en las labores de extinción del fuego concentrado en torno a la aldea de Mato, que la ANPC clasifica como «en vías de resolución». En declaraciones a la agencia Lusa el alcalde de Abrantes, Maria do Céu Albuquerque, sugirió que el incendio podría haber sido provocado.
Incendios en otras partes del país han provocado la suspensión de circulación en importantes autopistas y líneas de ferrocarril a lo largo de esta semana. El jueves las autopistas A1 -principal vía de conexión automovilística entre Lisboa y Oporto-, la A14 y la A23 fueron cortadas debido a la amenaza de los incendios en distintas zonas del centro.
En el sur, un incendio registrado en el concejo de Grândola obligó el corte de la línea ferroviaria ligando Lisboa con el Algarve durante la tarde del mismo día, mientras que el viernes quedó suspendida la circulación en parte de la línea de la Beira Alta debido al fuego activo en el consejo de Nelas. Otro incendio en Maia, a las afueras de Oporto, forzó el cierre del aeródromo de la zona, donde están estacionados los aviones que participarán en la Red Bull Air Race que se celebrará en septiembre en la ciudad invicta. En todos los casos, las infraestructuras afectadas pudieron retomar la actividad habitual pocas horas más tarde, una vez controlados los incendios activos en la zona.
A las 17 horas de la tarde del sábado habían 106 incendios declarados en Portugal, con fuegos activos en los distritos de Coimbra, Vila Real, Leiria, Oporto, Lisboa, Beja, Braga y Viseu, con 3.829 operativos participando en las labores de extinción a nivel nacional, apoyados por una treintena de medios aéreos, entre ellos dos Canadair procedentes de España y otro de Marruecos. A última hora de la tarde quedaba cortada la autopista A8, ligando Lisboa con Leiria, en ambas direcciones debido al incendio activo en la zona de Torres Vedras.
Nuevos fallos del SIRESP
Durante esta última semana volvió a fallar el Sistema Integrado de Redes de Emergencias y Seguridad de Portugal (SIRESP), red que asegura las comunicaciones entre las fuerzas de seguridad y operativos de emergencia, facilitando su coordinación y operatividad en situaciones críticas. Según confirma la portavoz de la ANPC a este diario, en varios momentos las comunicaciones fallaron durante las labores de extinción de incendios en Abrantes, Castanhede y Mealhada. Aunque la ANPC señala que los fallos de la red esta semana fueron puntuales y no condicionaron el éxito de las operaciones en curso, este nuevo incidente muestra la ineficacia de un sistema que tiene la misión de garantizar la comunicación entre todas las entidades involucradas en operaciones de estas características.
Durante las últimas semanas el SIRESP ha sido criticado tanto por bomberos como por efectivos de la Guardia Nacional Republicana, quienes han denunciado los repetidos fallos del sistema durante momentos críticos del incendio de Pedrógão Grande, en el que murieron 64 personas a finales el pasado mes de junio. El informe inicial de la ANPC sobre la tragedia revela que la red de comunicaciones falló en torno a la hora en la que murieron 47 personas que quedaron cercadas por las llamas mientras intentaban huir en sus coches por la «carretera de la muerte»; los críticos sugieren que, de no haberse caído la red, las autoridades podrían haber reaccionado más rápidamente y cortado la vía, evitando la muerte de tantas personas.
Otro documento oficial, publicado posteriormente por los diarios Público y Jornal de Noticias, demuestra que fallos de la red evitaron que las autoridades respondieran a los pedidos de socorro efectuados por al menos diez personas durante esos días. Al caer el sistema, los operativos sobre el terreno nunca recibieron las peticiones de ayuda desesperadas reconducidas por el centro de mando de la zona.
El SIRESP -que pertenece a un consorcio privado que gestiona la red desde 2005- lleva fallando durante años, y no sólo cuando hay incendios forestales. En 2010 el sistema falló al llegar la tormenta Stephanie a Portugal. También se cayó unos meses más tarde, cuando se produjo la visita del papa Benedicto XVI el mismo año y la red en torno a Fátima quedó saturada. Pese a la ineficacia del sistema, sucesivos Gobiernos han evitado cuestionar su existencia. Ante los clamorosos fallos de este verano, sin embargo, esta semana el Ejecutivo del socialista António Costa entró en guerra abierta con el SIRESP, con el Ministerio de Administración Interna exigiendo el pagamento de «penalizaciones» por los fallos recurrentes y la presentación de un nuevo plan que reforme la relación entre la entidad y el Estado portugués.
Pese a plantar cara a la entidad, en una entrevista con el diario Expresso este sábado el primer ministro Costa dejó claro que no se plantea poner fin a la relación entre el Estado y el SIRESP y rechaza su nacionalización. Costa -quien firmó el contrato inicial entre el Estado y el SIRESP en 2005, cuando era ministro de Administración Interna en el Ejecutivo de José Sócrates- afirma que los fallos de la red no son propiamente problema del SIRESP, sino de las infraestructuras telefónicas que utiliza, ya que esta depende de los cables aéreos de la empresa de telecomunicaciones PT. Estos cables son especialmente susceptibles durante incendios, por lo que Costa considera que es necesario pasar a habilitar una red de telecomunicaciones subterránea, y su nueva actitud más agresiva con el SIRESP tiene como objetivo hacer que la entidad apueste por esta solución.
Esta semana Costa ha reafirmado su determinación de mejorar la respuesta nacional a los incendios, aprovechando un discurso en Coimbra el viernes para celebrar el plan de reforma forestal aprobada por el Parlamento el mes pasado como un avance hacia un país «con bosques más resistentes al riesgo de incendios». A la vez, pidió colaboración para que los incendios no queden olvidados en el invierno, y para que se tomen las medidas de prevención en esa época que eviten situaciones críticas al llegar los meses de calor del verano.
ElMundo.es