Portaviones en tierra

Portaviones en tierra

 

Sorprende que los jefes militares expresen ante los medios de comunicación nacionales e internacionales apreciaciones sobre la frontera colombo venezolana que provocan suspicacias y que alientan la desconfianza. Se entiende que el secreto militar imponga ciertas restricciones sobre los movimientos que nuestras tropas realizan en las zonas limítrofes, pero no hasta el punto de desinformar a la opinión pública.

 

 

Por ejemplo, el 31 de agosto, en unas declaraciones recogidas por la agencia Efe, el mayor general Efraín Velásquez Lugo aseguró que «el principal paso con Colombia se había convertido en un portaviones del paramilitarismo». Tal afirmación dejó a los venezolanos con la insuperable duda de conocer cómo había logrado el presidente Santos hacer llegar el mar hasta Cúcuta sin que nuestra admirada fuerza naval se percatara de ello.

 

 

A lo mejor se trató de una frase desafortunada del mayor general Efraín Velásquez Lugo, que es el jefe de la Región Estratégica de Defensa Integral en la zona de los Andes. Pero cuando se desempeña un cargo como ese, el jefe debe hacer uso del lenguaje con muchísimo cuidado, pues nunca falta un periodista cascarrabias que lo tome en serio y recomiende hundir ese portaviones, lo que sería una noticia buena y mala.

 

 

Buena porque se lograría la paz, la tranquilidad ciudadana en la frontera y la convivencia con el pueblo colombiano. Pero también resultaría una mala noticia porque se le estaría quitando al gobierno su pretexto preferido para justificar la escasez, el contrabando y el cobro de vacunas de este lado de la frontera.

 

 

El mayor general Velásquez Lugo afirmó que las pesquisas realizadas «a lo largo del último año» (¿?) en la región limítrofe permitió determinar «que las mafias contrabandistas son los mismos grupos que nosotros llamamos terroristas paramilitares».

 

 

Agregó el alto oficial que estos bandidos poseen granadas y armas de todo tipo. «Al imponer una agenda de terror para que nuestro gentilicio tenga miedo, esas son acciones de terror, y eso pasa en San Antonio del Táchira y en toda la frontera donde ellos están presentes». Es una lástima que esta situación tan peligrosa se haya investigado «a lo largo del último año». En los años anteriores cada quien se salvaba como mejor podía.

 

 

Quienes sin ser soldados vivimos un buen tiempo a lo largo de esa región (perdonen el tono personal), siempre tuvimos temor de los guerrilleros de las FARC y del ELN pues, precisamente en el Departamento del Norte de Santander, limítrofe con Táchira, operaban y operan hoy estos subversivos dedicados al narcotráfico, el cobro de vacunas y los secuestros en gran escala. Allí, por cierto, perdió la vida el recordado sacerdote guerrillero Camilo Torres.

 

 

Agradecemos al mayor general Velásquez Lugo que, cuando derroten a los paramilitares, encuentren un tiempito para sacar a estos miles de narcoguerrilleros que operan en  la frontera de nuestra amada nación. Estos grupos también son terroristas. Gracias de antemano.

 

Editorial de El Nacional

 

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