Una provocadora portada del semanario alemán Der Spiegel, con un montaje de la canciller Angela Merkel entre oficiales nazis junto a Acrópolis, ha desatado una polémica entre los medios del país sobre el presunto «superpoder» de Alemania respecto a sus socios.
Desde el dominical Frankfurter Allgemeine Zeitung (FAS), como desde la edición digital de Die Welt se ha tachado de «inoportuna» la portada de esa publicación, a la venta este fin de semana, ante la visita, el lunes, del primer ministro griego, Alexis Tsipras, reseñó Efe.
«La obsesión de Spiegel por las portadas alusiva al nazismo es conocida. Que ésta última variante no es la más afortunada salta a la vista», apunta el columnista de FAS Thomas Thiel.
La imagen original de los oficiales del Tercer Reich corresponde a 1941, con el general Walther von Brauchitsch y remite a las reclamaciones pendientes por los estragos causados por los nazis.
La portada está complementada en las páginas interiores con una caricatura de Merkel con el bigote hitleriano, tomada de una pintada en Atenas, bajo el título de «Das Vierte Reich» (el Cuarto Reich).
El objetivo del artículo -que acompaña a otro sobre el crédito que los nazis exigieron al país por «gastos de ocupación», nunca restituido- es demostrar que Alemania no ejerce como «superpoder», pese a ser ésta la percepción común entre los socios europeos.
Sin embargo, Spiegel no consigue transmitir la idea de que el país es una «hegemonía más bien débil», sino que la idea dominante es la una Merkel «nazificada», apunta el articulista.
A las críticas de estos medios, ambos conservadores, se suman las del progresista Süddeutsche Zeitung, que tacha de inoportuna la portada, mientras que en las redes sociales se han desatado todo tipo de comentarios, en su mayoría reprobando a Spiegel.
La atención ante el encuentro del lunes entre Tsipras y Merkel está centrada en la deuda griega y en las reclamaciones de Atenas por la ocupación nazi.
La cuestión de las reparaciones de guerra planea sobre las relaciones bilaterales desde mucho antes de la llegada al poder de Tsipras, pero adoptaron ahora nueva virulencia, después de que el Parlamento de Atenas aprobara por unanimidad la creación de una comisión para evaluar esas reclamaciones.
Alemania insiste en dar el asunto por cerrado en razón de los acuerdos adoptados en 1953 en Londres, con el conjunto de países entre los que estuvo Grecia, y luego en el Tratado «2 + 4» -entre las dos Alemanias y los aliados vencedores de la Segunda Guerra Mundial- que posibilitó la reunificación del país en 1990.
Por parte griega, se argumenta que los acuerdos de la postguerra incluían una suerte de moratoria revisable, hasta la firma de un Tratado de Paz -que no llegó a firmarse nunca- y que en los de 1990 su país no estaba presente, como tampoco la mayoría de los Estados que sufrieron la ocupación nazi.
Fuente: EU