Hay mitos populares que, lejos de tener fundamentos científicos, logran ser transmitidos de generación en generación. Se trata de supersticiones y afirmaciones contrarias a la razón que se fundan en explicaciones místicas, mágicas e ilusorias. Derramar o dejar caer sal es una de ellas. ¿A quién no le ha pasado que por accidente, distracción o torpeza, ha sido víctima de este supuesto maleficio?
En muchas partes del mundo tirar sal es un acto de mala suerte y se considera de mal augurio. Pero, ¿en qué se fundamenta esta creencia? ¿Dónde se originó esta particular superstición? Creer o reventar, ¡En este artículo la respuesta!
Desde tiempos remotos, la sal –conocida científicamente con el nombre de cloruro de sodio-, es un elemento representativo de la naturaleza y en algunas culturas símbolo de estabilidad, incorruptibilidad y riqueza.
En la antigüedad, la sal era un bien muy valioso y escaso para los pobladores. A partir de la Edad Media se comenzó a utilizar este bien con fines económicos, como medio de pago y trueque entre los comerciantes de la época. En la antigua Roma, los soldados eran retribuidos por sus tareas con una ración de sal conocida con el nombre de salarium, siendo éste el origen para designar actualmente con el término “salario” a la remuneración recibida a cambio de un trabajo.
Por otro lado, la sal también era utilizada como elemento conservador de alimentos, antiséptico para desinfectar heridas y medio para embalsamar cadáveres. Debido a estas utilidades de suma importancia y básicas para la supervivencia, el acto de derramar sal y desperdiciarla, se consideraba como un suceso muy desafortunado y desdichado. Probablemente de allí proceda la asociación entre arrojar sal y tener mala suerte.
El poder de la sal
Tanto para culturas indígenas como en prácticas espirituales, la sal representa un elemento purificador y protector, utilizado en rituales de limpieza y sanación.
Existe un rito antiguo que consiste en realizar un círculo de sal alrededor de la persona a la que se desea proteger del mal. Asimismo, en países asiáticos, se utiliza esta especia como un instrumento para ahuyentar fantasmas.
En la Iglesia Católica, la sal se emplea en la elaboración del agua bendita y tiene un importante significado religioso. Relacionada con la santidad y asociada a la protección, en los textos bíblicos Jesús invoca a sus discípulos a ser “la sal de la tierra y la luz del mundo”.
Estas creencias y costumbres se han ido transformando a lo largo de la historia de la humanidad y adaptando con el paso de los años; dando lugar al mito de atraer la mala suerte si se derrama este bien natural tan preciado.
¿Existe algún remedio para revertir este supuesto efecto negativo?
Claro que sí. Basta con echar una pizca de la sal derramada sobre el hombro izquierdo, ¡y listo!
Esta tradición tiene sus orígenes siglos atrás y continúa transmitiéndose de generación en generación.
Los por qué
Por Confirmado: Oriana Campos