Mirado con frialdad, así, de plano, el sexo puede ser repulsivo. Afortunadamente, sin embargo, las relaciones sexuales no se tienen bajo una luz de quirófano o la lente de un microscopio. También existen las emociones, el amor y las sensaciones placenteras que, en este caso, nos hacen sentir atracción, felicidad y no repulsión en materia sexual.
Por supuesto, la aversión sexual existe, si bien se trata de un problema o disfunción, por lo que sería un tema aparte. Y, cómo no, los niños que observan un beso, por ejemplo, o los jóvenes que se inician en el sexo tienen a flor de piel esa sensación de extrañeza o también repulsión. ¿Pero, y la inmensa mayoría de las personas adultas? La atracción y las sensaciones positivas hacia el contacto carnal con una pareja deseada es la tónica general.
Desvelar la razón de por qué el sexo atrae y no repele es sencillo aplicando el sentido común. Resulta obvio que la excitación tiene suficiente poder como para hacer olvidar el rechazo a los fluidos, olores, sudor y demás situaciones que la situación implica.
El placer domina la voluntad
La ciencia ha ratificado esta idea. Concretamente, ha sido un estudio de la Universidad de Gorningen, en Holanda, el que ha revelado que el placer anula esa sensación de asco mientras se mantienen relaciones íntimas.
Durante la investigación se comprobó cómo las sensaciones placenteras influían en la voluntad de las mujeres que participaron en unas pruebas, haciendo que vieran como menos repugnantes determinadas tareas (beber un vaso de agua con un insecto dentro, tocar un condón usado, etc.) cuando estaban sexualmente excitadas.
De hecho, no sólo consideraban que hacer ese tipo de cosas era menos grave, sino que además se mostraban más dispuestas a realizarlas tras ver un vídeo erótico, cuando esos mismos comportamientos se calificaban de asquerosos normalmente.
Tras una serie de pruebas de este tipo, la investigación concluyó lo que el sentido común también dice: la excitación sexual disminuye la respuesta al asco e incita a hacer cosas distintas a las que haríamos en situaciones de no excitación, lo cual explicaría que la gente tiene sexo sin sentir repungancia, sino más bien todo lo contrario.
Fuente: Sexólogos.net