El cuerpo es como una esponja: además de absorber los nutrientes y energía de los alimentos, también es susceptible de almacenar la forma en cómo sentimos la vida. De hecho, es más susceptible de lo que creemos.
El enojo, por ejemplo, es una emoción de resistencia, de control. Se puede manifestar de muchas formas y una de ellas es precisamente en el sistema digestivo.
De acuerdo con la Irina Matveikova, especialista en endocrinología y nutrición clínica, así como autora de “Inteligencia digestiva”, la capacidad del estómago de generar ácido clorhídrico puede llegar a niveles industriales, el jugo gástrico puede disolver un trozo de metal, y el plástico en pocas horas.
El estómago es un segundo cerebro
Para Matveikova, el estómago es un “segundo cerebro” constituido por una extensa red de neuronas (100 millones) interconectadas. Su estructura neuronal posee la capacidad de producir y liberar los mismos neurotransmisores, hormonas y moléculas químicas que produce el cerebro superior.
De hecho, en nuestro sistema digestivo se produce y almacena el 90% de la serotonina del cuerpo; su función es esencial: absorción, aporte nutricional y movimientos musculares.
Es la misma serotonina que en un 10% se crea en nuestro cerebro superior y de la que depende nuestro bienestar, explica la especialista, y por ello deberíamos escuchar más al sistema digestivo.
De cómo sintamos nuestro estómago depende nuestro ánimo. Si aprendemos a escuchar sus señales estaremos más sanos, perceptivos y equilibrados”.
Las emociones influyen en todo el organismo
Las emociones son reacciones que suceden en nuestro cuerpo ante las distintas experiencias que vivimos. En el caso de la ira o el enojo, los efectos que ocurren en nuestro cuerpo son numerosos:
1. Todo el cuerpo se tensa
2. La sangre circula más lento
3. Los músculos y articulaciones se engarrotan
4. Se altera y rompe su equilibrio el sistema cardiovascular, hormonal y nervioso
5. La presión arterial se desequilibra y hay un aumento descontrolado en la frecuencia cardíaca y en la testosterona
6. Se altera la actividad cerebral, especialmente los lóbulos frontal y temporal, de una forma negativa
7. La bilis se derrama dentro del cuerpo, la sangre se envía a la periferia dejando a órganos importantes sin sangre.
Si sueles enojarte con frecuencia, empieza a practicar alguna actividad que te ayude a canalizar esa energía emocional. El Yoga y Tai-chi son actividades especialmente efectivas, así como el kick boxing, excelente para descargar la energía del enojo.
Salud180