¿Por qué nadan tan mal los caballitos de mar?

¿Por qué nadan tan mal los caballitos de mar?

Los caballitos de mar pueden parecer pesados y delicados, aunque en verdad son predadores feroces e ingeniosos.

 

Eso como minimo alude un último estudio sobre estos singulares animales marinos.

 

Estas hermosas criaturas no se caracterizan por su destreza como nadadoras, aunque en giro poseen un arma secreta para acercarse sigilosamente a su presa.

 

Sus característicoes hocicos tienen una forma que crea enormemente escasísimas ondas en el agua, y esto les deja pasar desapercibidos al deslizarse y abalanzarse sobre pequeñísimos crustáceos.

 

Para sus víctimas, los hipocampos son más bien monstruos marinos, exponen los científicos de la Universidad de Texas, Estados Unidos, que los estudiaron.

 

“El caballito de mar es uno de los peces nadadores más pesados que se conocen, aunque es capaz de atrapar presas que nadan a rapidez extremaes inconcebibles”, dice Brad Gemmell, autor del estudio que divulga Nature Communications.

 

Las presas en este caso son copépodos, unos crustáceos diminutos que constituyen el alimento preferido de hipocampos, peces agujas y dragones marinos foliáceos.

 

Cuando estos copépodos localizan las ondas de los predadores, brincan y se alejan a una rapidez extrema asombrosa, equivalente a la de una persona de 1,8m nadando a unos 3.200 kilómetros por hora.

 

Ataque mortal

 

“Los caballitos de mar pueden vencer a uno de los más talentosos escapistas del planeta acuático”, dice Gemmell.

 

“En condiciones de calma, obtienen atrapar a su presa el 90% de las veces. Es un índice enormemente alto, y queríamos estar al tanto de por qué”.

 

Los hipocampos utilizan para comer un proceso recordado como alimentación por pivote: sus largos cuellos funcionan como un resorte que les deja girar vertiginozamente la cabeza y chupar a su presa.

 

Pero esta succión solamente es efectiva a distancias cortas, de cerca de un milímetro. El agresión sucede en poco de un milisegundo.

 

Hasta ahora era un misterio cómo estas criaturas de mansa apariencia se las arreglan para acercarse a sus presas sin ser localizadas.

 

Para resolver esta enigma, Gemmell y sus colegas estudiaron al caballito de mar pigmeo, Hippocampus zosteraemnativo de las Bahamas y Estados Unidos.

 

Para esto filmaron en 3D el marcha del agua a su cerca, utilizando la técnica de holografía con un microscopio equipado con una cámara láser digital de alta rapidez extrema.

 

Así pudieron observar que la forma del hocico de los hipocampos minimiza la alteración del agua frente a la boca antes del agresión.

 

Por sobre y en frente de sus orificios nasales hay una zona de calma y el animal gira su cabeza para atacar con precisión.

 

Otros peces pequeñísimos con cabezas más redondeadas, como el pez espinocho, no poseen esa ventaja, exponen los investigadores.

 

“Es como una carrera armamentística entre presa y predador, y el caballito de mar ha perfeccionado un buen proceso para acercarse tanto como para que la distancia de su agresión sea enormemente corta”, dice Gemmell.

 

“En general la gente no piensa en los hipocampos como asombrosos predadores, aunque realmente lo son”

 

Fuente BBC

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