La razón es muy sencilla: para ellos no escasea el agua, la luz, la harina pan, la leche, el arroz, el aceite, el azúcar, el papel toalet y se solozan en mansiones donde copiosos guardaespaldas vigilan para que la omnipresente delincuencia no les perturbe el sueño, ni las horas de asueto, ni las degustaciones, ni los chapuzones en las piscinas.
De modo que, olvídense de Punta Cana, Varadero, Barbados, Disney World, Miami, Nueva York, París, Londres, Dubai, que en ningún lugar de la tierra se sentirá más cómodo un madurista que en estos nidos donde están al abrigo de smatphones indiscretos, de controles de pasaportes y que no se han procurado, precisamente, con el sudor de su frente.
Aunque si les ocurriera seguir las rutas que ellos atribuyen a “traidores a la patria” como Henry Ramos, Carratú Molina, Carlos Ocariz, Henrique Capriles, Hiram Gaviria, y otros, no lo harían por las piches líneas áreas comerciales, sino en sus aviones, propios o del Estado, y previo la dotación de pasaportes que en vez, por ejemplo, de pertenecer a “Jorge Rodríguez”, llevaría los datos y la foto de Avelino da Oliveira.
Y no para alojarse en casa de familiares, o compadres, o amigos, (que es para lo que alcanzan los dólares de Cadivi), sino en hoteles “Cinco Estrellas” que gustosamente les suministra la frondosa burocracia roja internacional.
Todos conocemos la avidez de viajes de placer de los “revolucionarios” de todos los tiempos, y los “Socialistas del Siglo XXI” no son una excepción, de quienes se dice, con toda razón, que han inventado hacer la revolución desde los hoteles “Cinco Estrellas” flotantes que son sus aviones privados, o en tierra, donde se alojan en hoteles de hasta 5 mil dólares diarios.
Chávez fue un buen ejemplo de ello, pero Maduro lo está superando.
Fuente: EDC