Las plantas tienen hojas, eso es un hecho, pero los cactus también son plantas y no las tienen. ¿Por qué?
Estas hojas, generalmente de color verde por la clorofila, les sirven para ofrecer una mayor superficie a los rayos solares. Así capturan mayor cantidad de rayos solares y realizan más eficientemente la fotosíntesis.
Pero la superficie de la hoja no depende de este único factor, sino también del grado de humedad. Unas hojas de un tamaño adecuado permiten que se evapore una cantidad adecuada de agua, de manera que la planta se desprenda del exceso de agua absorbida por las raíces junto con los nutrientes. Pero unas hojas demasiado grandes ofrecerían demasiada superficie a los rayos solares y el agua evaporada podría ser excesiva para la planta.
Así, las plantas de zonas tropicales tienen, generalmente, hojas grandes y lustrosas, ya que la humedad y la pluviosodad son elevadas. En cambio las plantas de regiones secas tiene las hojas duras y pequeñas.
En algunos casos —como el que nos ocupa— las hojas han reducido su superficie hasta convertirse en espinas.
Este fenómeno de reducción extensiva de la hoja se ha producido, en la historia evolutiva de estas plantas, por una necesidad básica de supervivencia: no perder por transpiración la poca humedad de acumulan. El climas desérticos el agua es un bien muy preciado y hay que evitar la pérdida de humedad.
Nota sabionda: Pero no es esta la única adaptación al medio. Las raíces de las plantas de climas secos están muy desarrolladas, de manera que puedan recoger agua en un radio y profundidad notables. Las palmeras del desierto, por ejemplo, tienen raíces que pueden llegar a ser kilométricas.
SC
Por Confirmado: Oriana Campos