Sí. Esto ocurre. No solo las mujeres tienen problemas para disfrutar en la cama, sino que los hombres también. Aunque por cuestiones culturales, este tema suele ser más tabú.
Anorgasmia masculina: causas y tratamiento
En el caso de los hombres, detectar la anorgasmia es más complicado, ya que, como decíamos, se suele confundir el orgasmo masculino con la eyaculación, dos cosas muy diferentes y que no tienen por qué estar relacionadas entre sí.
Al igual que la anorgasmia femenina, la masculina suele deberse a cuestiones mentales. Las causas psicológicas más comunes en hombres son las siguientes:
Experiencias sexuales negativas con otras parejas o con la pareja actual.
Inseguridad debido al tamaño del pene o a la inexperiencia.
Miedo a la impotencia.
Miedo de no satisfacer a la otra persona.
Como vemos, la presión social en los hombres se centra en el tamaño del pene, en el número de conquistas y en dar placer a otras personas. Sin embargo, debido a esta presión social y cultural, el hombre no acepta de la misma manera que la mujer la anorgasmia. Desde hace años, la sociedad estableció que el hombre debe disfrutar en la cama sí o sí. Aquel que no lo haga, se lo tacha de poco masculino. El resultado es estrés, ansiedad, inseguridad y baja autoestima, entre otros.
Además, muchas veces la anorgasmia masculina viene acompañada de la aneyaculación, la imposibilidad de conseguir eyacular.
La forma básica de tratar tanto la anorgasmia femenina como la masculina es acudiendo a un sexólogo y realizar una terapia de focalización sensorial.
Terapia sexual de focalización sensorial
La terapia de focalización sensorial constituye la terapia central para los problemas sexuales de pareja.
El objetivo de esta terapia es que la pareja aprenda a tomar conciencia de sus propias sensaciones corporales; lo que hará que, por un lado, disfruten más de forma individual y que, por otro, sepan darse placer mutuamente.
En la técnica de focalización sensorial, se le prohíbe a la pareja tener coito o penetración.Lo único que está permitido es acariciarse. De hecho, la pareja debe escoger dos momentos del día para dedicarse a esto sin buscar ninguna finalidad (excitación, erección, etc).
Aquí de lo que se trata es de centrarnos en las manos de nuestra pareja, sentir sus caricias, su tacto y ver cómo reaccionamos. Poco a poco, el sexólogo que lleva la terapia sexual, irá permitiendo a la pareja tener más intimidación sexual.
En ocasiones, esta técnica no funciona y puede deberse a otros problemas que quizás deba tratar un psicólogo y no un sexólogo.
UnCómo
Por Confirmado: Oriana Campos