Para los católicos, hoy es un día de reconciliación y conversión, a 40 días del inicio de la Semana Santa.
Esta celebración tiene su origen en una antigua costumbre judía de cubrirse de ceniza al hacer algún sacrificio, como signo de conversión, y que ya en los primeros años de la Iglesia aquellos que deseaban recibir el sacramento de la reconciliación el Jueves Santo, se ponían ceniza en la cabeza y se presentaban ante la comunidad vestidos con un hábito penitencial. Al igual que aquella costumbre judía, este gesto cristiano representaba la voluntad de querer ser mejor persona.
Fue recién en el siglo XI cuando comenzó a imponerse las cenizas al iniciar los 40 días (cuaresma) de penitencia y conversión –imitando a los 40 días de Jesús en el desierto- previos al Domingo de Ramos, que da inicio a la Semana Santa. Justamente las cenizas se obtienen quemando las palmas usadas el Domingo de Ramos del año anterior, para recordarnos que ese signo de gloria -las palmas que aclamaron la entrada de Jesús en Jerusalén – pronto se reduce a nada; nos recuerda que algún día nosotros también vamos a convertirnos en polvo porque esta vida terrenal es tan sólo un paso («Pascua») hacia la vida eterna.
Y así lo repite el sacerdote al pronunciar las palabras del Génesis al momento de la imposición de la ceniza sobre nuestras cabezas: «Polvo eres y al polvo volverás». Aunque no es un día de precepto obligatorio –la Iglesia recomienda participar en la liturgia-, las personas entre 18 a 59 años deben hacer ayuno (que consiste en hacer una sola comida fuerte al día) y abstenerse, a partir de los 14 años, de comer carne como en Viernes Santo. Como fruto del ayuno y de la abstinencia de otras comidas surge la «limosna» -otra obra propia de la cuaresma- en favor de nuestros hermanos más pobres.
Ahora bien ¿por qué cambia de fecha cada año? Simplemente porque el año litúrgico se fija a partir del ciclo lunar, es decir, no se rige por el año calendario. Y se calcula a partir del Domingo de Pascua, que es el primer domingo después de la primera luna llena posterior al equinoccio del 21 de marzo (cuando comienza el otoño o primavera según el hemisferio); una vez establecida esta fecha, 40 días antes (los domingos no se consideran) se da inicio a la cuaresma.
En síntesis, con el Miércoles de Ceniza se inicia el camino de la cuaresma para acompañar a Jesús desde el desierto hasta el día de su Resurrección pero sobre todo es un día en el que los cristianos se llaman a la conversión y a la renuncia: no es Ia renuncia por Ia renuncia misma sino para el mejor y más equilibrado desarrollo de sí mismo, para vivir mejor los valores. Es un tiempo de pedir perdón a Dios y a nuestro prójimo, pero es también un tiempo de perdonar a todos los que de alguna forma nos han ofendido o nos han hecho algún daño.
Fuente: Minutouno.com