Donde quiera que se encuentra alguna vegetación, la lluvia contribuye mucho a que el aire huela mejor, porque el agua ejerce un poder especial sobre la actividad vital de muchos vegetales que exhalan agradables aromas. Decimos que la lluvia aumenta la fragancia de las flores, y es verdad.
Toda vida requiere agua, y todas las funciones de los seres vivientes se ejercen mejor con la ayuda de dicho líquido. Cuando la lluvia cae sobre las flores y sobre el follaje de muchas plantas, inicia numerosas transformaciones químicas, conducentes a la producción de olores agradables que aromatizan el ambiente.
Los por qué