¿Por qué hay personas que siempre tienen calor, y otras que siempre tienen frío?

¿Por qué hay personas que siempre tienen calor, y otras que siempre tienen frío?

Es hora del ritual de irse a dormir. Pones la calefacción un ratito antes para asegurarte que dormirás calentita y que la operación “meterse en la cama” será placentera y no una tortura. Pero, ¡oh, maldición! Resulta que unas horas después, te despiertas temblando. ¿Qué ocurre? Ah, sí, tu compañera de piso ha convertido la casa en el mismísimo Polo Norte porque su termostato corporal es similiar al de una estufa.
¿Y cómo es posible que ella no tenga frío y yo sí? El debate de la temperatura es complejo y está presente en todas las casas. ¿Por qué ocurre? Tranquila, que tu chico nunca quiera taparse con el edredón y tú necesites tener una manta hasta el cuello es algo muy común.

 

Primero de todo, analicemos los motivos. La ciencia tiene parte de la explicación: todas tenemos un hipotálamo, que es la parte del cerebro que produce las hormonas que regulan la temperatura interna del cuerpo. Y mientras que los receptores mantienen la temperatura interna, la sensibilidad de la piel ayuda a detectar la temperatura ambiente. Pero aunque el cuerpo disponga de un mecanismo que regula la temperatura, hay otros factores que entran en juego y hacen que tiembles…

 

Tu nivel de estrés

El hipotálamo ayuda a regular la temperatura corporal, pero el estrés puede hacer que esté fuera de control. Los nervios activan el sistema nervioso y hacen que la sangre avance hacia los órganos centrales del cuerpo, lo que provoca que tengas frío en el resto. Así que si tienes demasiado frío o calor al estar en la oficina puede ser que se deba a que estás nerviosa por ese trabajo que tienes que entregar, o esa reunión que te espera con tu jefe esta tarde. ¿El remedio? Tranquilizarse y hacer ejercicio para liberar el estrés.

 

Tu sexo

¿Alguna vez te has preguntado por qué tu novio puede dejarte la chaqueta sin tiritar él después? Créenos, no lo hace simplemente porque es un caballero… La explicación es que las mujeres son más sensibles a la temperatura ambiente y notamos más el frío. Hay dos explicaciones para ello: primer de todo, el cuerpo femenino conserva mejor el calor en los órganos centrales, lo que hace que la sangre circule menos en las extremidades. Y en segundo lugar, ellos disponen de más grasa corporal para protegerse de las temperaturas que nosotras. ¿El remedio? ¡Déjate abrigar siempre que haga falta!

 

Una cuestión psicológica

Reconócelo, crees que hace más calor del que realmente hace. Y es que mientras los factores anteriores contribuyen a la sensación de frío o calor, hay ocasiones en que es simplemente cuestión de tu cabeza. Hay un componente psicológico que actúa de forma mucho más decisiva de lo que imaginas: si crees que tiendes a tener frío o que hace frío en la sala, es muy probable que tu cuerpo lo sienta. ¿El remedio? ¡Tiende a ser optimista!

 

Fuente: Womens Health 

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