Los loros o papagayos son aves de la familia de los psitaciformes, originarias de algunas partes de América del Sur y Central principalmente, con un característico pico de forma curvada, generalmente coloridas, que poseen una gran capacidad craneal, siendo una de las aves más inteligentes. Son además buenas voladoras y escaladoras de ramas y árboles.
Es muy común que los loros sean adquiridos como animales domésticos por su gran adaptabilidad y su fácil cuidado, además de su mencionada inteligencia y, precisamente, de su capacidad de imitar la voz humana y otros sonidos.
Cuando se dice comúnmente que los loros hablan, se refiere a este fenómeno, pero los loros simplemente repiten de forma mecánica sonidos de su entorno y, si el animal ha sido domesticado, todo su entorno se relaciona con lo humano, por eso la manifestación más conocida de esta capacidad de los loros es la imitación por repetición del habla humana.
Los seres humanos poseemos laringe, unión entre la tráquea y el esófago. Es donde la voz se reproduce. Esta membrana asemeja a un tambor que rezumba con el aire de los pulmones. Los loros, por su parte, poseen una siringe, una membrana que les permite, con ayuda de dos cámaras, realizar dos sonidos simultáneamente.
El secreto del loro radica en que además de esta cualidad, posee una larga lengua que le permite reproducir sonidos, o voces, que escucha cotidianamente; otra singularidad del loro es que puede reproducir dos sonidos al mismo tiempo. Aun cuando el resto de las aves poseen esta siringe, les es imposible “hablar” debido a la corta longitud de su lengua.
Algunas especies son más capaces de reproducir sonidos humanos que otras, y en general, si se quiere tener un loro que hable, se debe conseguir uno muy joven al cual se le vayan enseñando las palabras o uno más viejo que ya haya aprendido, ya que un loro maduro pero que nunca habló es muy difícil que aprenda.
Fuente: Culturizando
Por: Maria Laura Espinoza
Twitter: @i_am_LauEz14