¿Tienes una nariz enorme, un mentón salido, unos dientes de caballo o unos ojos saltones? Hay rasgos marcados en un rostro que afean a una persona, sin embargo, ¿qué es lo que hace que alguien sea realmente más feo que Picio?
¿Qué queda peor?¿una nariz prominente o demasiado pequeña? ¿una frente ancha o raquítica? ¿el mentón demasiado salido o demasiado metido? ¿los ojos muy juntos o excesivamente separados? En definitiva, ¿qué rasgos afean a un rostro?
Hay quienes definen a ésta como la ‘pregunta del millón’. Para empezar, depende de las distintas etnias. Centrándonos en la española, podríamos decir que se lleva mejor, por ejemplo, pecar de nariz grande en el caso de un hombre que de nariz pequeña, ya que ésta recordaría a la cara de un querubín y eso no queda demasiado estético en un rostro masculino. Sin embargo, todos estamos de acuerdo con que una nariz pequeña es lo normal en un sueco, un irlandés y un danés.
Se puede decir que lo más feo en un rostro es la desproporción, es decir, que no cumpla la regla de los tres tercios de la que ya hablaba Leonardo Da Vinci en el siglo XV, y que consiste en dividir una cara en tres partes: de los ojos a la frente, de los ojos al término de la nariz y del término de la nariz a la barbilla.
«Lo feo es cualquier mandíbula desproporcionada, cualquier barbilla desproporcionada, cualquier nariz desproporcionada…», afirma a Qué.es Miguel Chamosa, presidente de la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (Secpre).
«En el caso de los ojos -explica este experto- la distancia adecuada sería aquella que permitiera introducir un tercer ojo imaginario en medio de los otros dos y que quedasen equidistantes»
LOS CUATRO PUNTOS BÁSICOS
Según Chamosa, hay cuatro puntos trascendentales en el rostro de una persona que son importantes desde el punto de vista estético para que una cara sea considerada fotogénica: la nariz, los dos pómulos y la barbilla, es decir, los puntos salientes de la cara.
«En un perfil sí que influye mucho la relación de la nariz con la barbilla. Los huesos maxilares, es decir, cómo muerde una persona sí que va a influir a la hora de verle más o menos nariz o más o menos barbilla», matiza.
Sin embargo, este experto no sabe decir qué es más feo, si unos ojos juntos o separados, si una frente anchísima o tan estrecha que da aspecto simiesco a la persona que la padece. «Volviendo a la regla de los tres tercios, en el caso, por ejemplo, de la altura de la frente, ésta tiene que ser un tercio de la altura total de la cara». Y recuerda, eso sí, que a la frente le influye mucho el nacimiento del pelo. Por esa regla de tres, todos los calvos deberían ser feos… y nada más lejos de la realidad.
EL ALGORITMO DE LA BELLEZA
Científicos de Israel y EEUU crearon un programa que permite modificar el rostro de una persona, haciéndolo más atractivo a los ojos de los demás, basándose en un algoritmo matemático. Este curioso proyecto se presentó bajo el título Data-Driven Enhancement of Facial Attractiveness.
Consiste en introducir una foto real de una persona y el programa la modifica automáticamente hasta conseguir la distancia perfecta entre los distintos puntos de las facciones de la cara.
EL ORIGEN DE LA EXPRESIÓN «ERES MÁS FEO QUE PICIO»...
Cuenta la leyenda que Picio, zapatero del municipio granadino de Alhendín durante la primera mitad del siglo XIX, fue condenado a muerte de forma injusta. Ya en capilla, recibió la noticia de su indulto. Fue tal la impresión que le causó, que su pelo, cejas y pestañas comenzaron a caérsele sin explicación y en su cara empezaron a aparecer granos y pústulas que hicieron que el pobre tuviera que taparse con un pañuelo para evitar ser el ‘hazmerreír’ de los demás.
Hoy se sigue utilizando la expresión ‘ser más feo que Picio’ para definir la fealdad máxima en un rostro.
Fuente: Agencias
