Puede sonar obvio. Eso es lo que es la noche; el Sol se ha puesto y, cuando miras al cielo, está oscuro. Excepto donde hay una estrella, claro. Las estrellas brillan.
Pero espera. Imagina que estás en la profundidad de un bosque, rodeado de árboles. Allá donde mires, verás un árbol; quizá uno grande y cerca, o puede que un montón de pequeños árboles a lo lejos. Es extrapolable a las estrellas: estamos en lo profundo del universo, y en cualquier dirección que miremos, debe de haber estrellas. Miles de millones y millones de ellas. Quizá habrás pensado ahora que por qué en la noche el cielo es oscuro, si la cercanía de las estrellas se compensa con la multitud de estas.
Esto se llama la Paradoja de Olbers: si hay tantas estrellas en el universo, estas están situadas en capas y capas cada vez más lejanas, de las cuales nos llegaría la luz e iluminarían cada vez más el cielo. Pero, ¿por qué no ocurre esto? La afirmación paradójica es que ocurre porque no es un universo finito ni estático: un límite en el universo puede parecer una explicación natural; si estuvieras en el bosque, podrías ver una brecha entre los árboles, por ejemplo, y podrías creer que estás cerca del borde. Pero es de noche en todos los lados del espacio, lo que no significa que el universo está limitado, pero sí que estamos en medio de algún lado, lo que parece inverosímil.
También, tengamos en cuenta que el universo está limitado por el tiempo, lo que significa que la luz de las estrellas lejanas no ha tenido tiempo para llegar a nosotros.
Pero en realidad la explicación no se encuentra aquí. La luz de las estrellas lejanas es más débil debido a la expansión del universo.
Edwin Hubble descubrió en 1929 que las galaxias distantes y las estrellas están distanciándose de nosotros. También descubrió que las galaxias más lejanas están viajando lejos de nosotros a un ritmo más rápido.
Y esto afecta a la forma en que los vemos. La luz de estos objetos lejanos, las galaxias y estrellas en movimiento, se desplaza en longitudes de onda más largas por el efecto Doppler. En el caso de estas estrellas, el efecto cambia a la luz visible en ondas infrarrojas y de radio invisible (para el ojo humano), lo que en esencia las hace desaparecer. De hecho, la oscuridad del cielo nocturno es una evidencia directa de un universo en expansión.
Así, que si quieres pruebas del Big Bang, no es necesario el telescopio espacial Hubble o el Gran Colisionador de Hadrones. Tan sólo con tus propios ojos y una noche clara y oscura.
No sabes nada