Dicen algunos psicoanalistas que la atracción de los senos del hombre es por una obsesión masculina que proviene desde la infancia, cuando el pequeño era alimentado por la madre. Sin embargo, esta teoría es poco convincente porque millones de mujeres también fueron amamantadas y no tienen esta fijación erótica. Entonces, ¿qué es lo que llama atención a los hombres de los pechos?
Existen muchas teorías. Algunos científicos creen que el hombre se empezó e interesar en los pechos de la mujer cuando empezó a caminar erguido y cambió su ángulo visual. Es decir, cuando los Neandertales caminaban jorobados, el mayor estímulo erótico era el trasero, mismo que significaba una hembra apta para la reproducción.
Cuando el homo sapiens por fin caminó erguido. Los pechos femeninos empezaron a destacar más y por evolución crecieron. Unos pechos grandes eran garantía para la crianza de los hijos, así que también se relacionaban con una mujer reproductiva.
Culpa de la oxcitocina
Algo en lo que tienen razón los psicoanalistas que relacionan el gusto de los pechos con la lactancia es que al estimular los pechos (ya sea al dar leche o mediante un estímulo erótico), se secreta hormona oxcitocina, la llamada hormona del amor encargada de estrechar los lazos sentimentales entre la madre y el hijo, pero también entre la pareja.
Símbolo de fertilidad
Lo más aceptado por los estudiosos es que los senos son símbolo de fertilidad y esta también está proporcionalmente ligada con su tamaño y forma. Entre más grandes, mejor. De hecho, se cree que la razón por la que en las mujeres suele acumularse más grasa en el abdomen es precisamente para sostener la inmensidad de los pechos que se tenían en la antigüedad.
La parte prohibida
Además de las razones evolutivas debemos considerar también las causas sociales y culturales. Durante siglos, los pechos han senos han sido considerados una parte del cuerpo muy íntima e incluso prohibida. Hasta hace muy poco que empezó a descubrirse y quitar un poco de ropa a esta zona. En este sentido, es bien sabido (e incluso investigado científicamente), que lo prohibido es lo que más atrae, así que para los hombres los pechos resultan enigmáticos, un trofeo que debe alcanzarse.
Informe21