La investigación policial contra el español Daniel Sancho, en prisión provisional desde el lunes por el asesinato del colombiano Edwin Arrieta en Tailandia, se adentra en una semana en la que la policía puede terminar de reunir pruebas clave.
Los agentes tratan de conseguir «todas las pruebas posibles» aunque aseguran que las pesquisas están muy avanzadas, en parte, gracias a la colaboración de Sancho.
El español confesó el 5 de agosto el crimen cometido en la isla de Phangan, donde fue detenido, y ha colaborado de manera activa en la reconstrucción de los hechos.
Sancho y Arrieta, se conocieron el año pasado a través de Instagram, habían quedado en Phangan el 2 de agosto, día en el que supuestamente ocurrió el asesinato y descuartizamiento del cirujano, cuyos restos han sido encontrados en varias localizaciones, incluido el mar.
Mientras, en la isla de Phangan la policía continuará esta semana con la búsqueda de algunas de las quince partes en las que el cadáver de Arrieta fue desmembrado.
Los primeros restos sin vida del colombiano aparecieron el 3 de agosto en el vertedero de una incineradora de la isla. Esa misma noche Sancho acudió a la comisaría de Phangan para denunciar la desaparición de su amigo.
El viernes los oficiales pusieron Sancho bajo custodia policial, mientras que el sábado ya ordenaron su detención al tiempo que el joven, de 29 años, confesaba el delito.
Sancho puede enfrentarse a una condena máxima de la pena capital por asesinato premeditado, aunque el país asiático no suele ejecutar a los reos y normalmente conmuta la condena a cadena perpetua.
La familia de Sancho, hijo del actor español Rodolfo Sancho y nieto del también actor Félix Ángel Sancho Gracia -conocido por sus dos apellidos-, rogó en un comunicado «que los medios de comunicación se abstengan de emitir cualquier juicio precipitado».
EFE