El denominado Parque «Faraónico» Hugo Chávez, que cubriría una una superficie de 630 hectáreas, ha sido objeto de crítica por el presupuesto millonario asignado para la obra y las futuras complicaciones que traería un complejo de tal magnitud. Un estadio de béisbol con capacidad para 35 mil fanáticos, un campo de fútbol que albergaría a 55 mil espectadores y la construcción de un gimnasio múltiple para las competencias de basquetbol, voleibol y fútbol de salón es lo que tiene previsto construir el Gobierno Nacional.
Considerando que Venezuela se ha convertido en un país importador, ¿podrá el Gobierno Nacional culminar un proyecto de tal magnitud y complejidad? El alcalde Metropolitano, Antonio Ledezma, ha cuestionado las complicaciones que traería esta obra, ya que, a su juicio, el gobierno «aún no aprende que las mejores soluciones a grandes retos son y serán planteados por venezolanos».
¿De dónde irán a traer todo el acero que requiere la construcción de ese parque?, ¿conocen los estudios de impacto ambiental y de movilidad que va a traer su construcción y su operación?, ¿cómo se movilizarán las 55.000 personas del estadio propuesto una vez que termine un juego?, son algunas de las preguntas que se plantea el dirigente político.
«Si ya viven colapsadas la Panamericana y la Valle-Coche, sumen las 40 mil viviendas prometidas en la vecina Ciudad Tiuna», dijo Ledezma a través de su cuenta de Twitter.
El proyecto está a cargo del llamado “arquitecto revolucionario” Richard Rogers, quien presentó los primeros bocetos de lo que sería este gran complejo deportivo.
“Va a ser un proyecto de gran envergadura para el que Venezuela está preparada”, dijo el alcalde Jorge Rodríguez y que ya el Gobierno de la ciudad capital cuenta con un equipo especializado. Igualmente, aseguró que “van a ser empresas venezolanas los que acometan la construcción” y dijo que «más de tres mil empleos se van a generar en todo el proceso de construcción».
Para la directora del Instituto de Urbanismo de la UCV, María Isabel Peña, «un proyecto con la calidad de los de Rogers implicaría que tendríamos que importar hasta el último tornillo. Sería una cosa faraónica y no sé si el país en este momento lo justifica».
Fuente: EDC
