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Piñera quiere recuperar popularidad en último año de gobierno

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Piñera quiere recuperar popularidad en último año de gobierno

El presidente chileno Sebastián Piñera inicia este lunes su último año de gobierno con una ofensiva en el campo social con la que buscaría recuperar popularidad y contrarrestar la probable arremetida de la ex mandataria socialista Michelle Bachelet, con vistas a los comicios de noviembre.

Piñera, que asumió hace tres años como el primer mandatario de derecha en Chile en dos décadas, anunció la noche del lunes la entrega de un bono de casi 80 dólares a más de dos millones de familias, alcanzando incluso a sectores de clase media.

En un año electoral en las que todas las encuestas ubican a Bachelet como favorita –pese a que aún no anuncia oficialmente su candidatura-, Piñera aseguró que el bono busca aliviar la carga de las familias chilenas en marzo, el mes de más gastos en el país, por el inicio del año escolar y el pago de los impuestos a las circulación de vehículos.

Para la oposición, sin embargo, se trató de un «ofertón» desesperado de un gobierno que pese a que ha aumentado su popularidad en los últimos meses en 6 puntos a 38%, está muy lejos de su récord (63%) conseguido en octubre de 2010, tras el rescate de los 33 mineros de Atacama.

«Este es el bono de la desesperación(…) Aquí hay un doble discurso que intenta revertir las paupérrimas cifras de apoyo que tiene el Gobierno», criticó el diputado socialista Fidel Espinoza, sobre un bono que tendrá un costo total de unos 200 millones de dólares.

«El proyecto sería populista en la medida que no tenga el respaldo económico suficiente, pero estando sobre el 6% de crecimiento, y con todas las cuentas fiscales ordenadas, además de tener una deuda externa casi inexistente, ¿es populista querer compartir con la gente que más lo necesita?», defendió el ministro del Interior, Andrés Chadwick.

Precisamente el buen momento económico por el que atraviesa Chile, con un desempleo que bordea el 6%, es considerado uno de los mayores logros de Piñera pero a la vez el origen de la paradoja que rodea su administración: con una economía que camina a paso firme, su popularidad sigue sin remontar y se mantiene un creciente descontento social.

«Este gobierno ha tenido un buen desempeño en la política macroeconómica, pero ha cometido gigantescos errores políticos», dice a la AFP el politólogo de la Universidad Diego Portales, Patricio Navia.

«Más allá de sus ventajas y desventajas macroeconómicas, es un mal negocio político dar un bono que tendrá nulos efectos electorales y en encuestas», agrega.

Mientras tanto Bachelet, actual directora de la agencia de la Mujer de la ONU, anunciará durante este mes si acepta o no encabezar la candidatura presidencial de la Concertación, la alianza de centro izquierda que perdió el poder frente a Piñera tras 20 años en el gobierno.

Con todas las encuestas cuesta arriba para los candidatos del oficialismo, los ex ministros Laurence Golborne y Andrés Allamand, se da casi por descontado un triunfo de Bachelet si ella finalmente acepta la nominación.

Frente a ese adverso panorama, Piñera busca en su último año consolidar el legado de su gobierno, que se inició 12 días después del terremoto de 8,8 grados que azotó Chile en febrero de 2010, dejando más de 500 muertos, y que cinco meses después enfrentó el exitoso rescate de los 33 mineros de Atacama, sepultados por 69 días a más de 600 metros.

Pero tras alcanzar el pico de su popularidad, con una inédita operación de rescate admirada por el mundo entero, el mandatario debió hacer frente a un masivo descontento social, liderado por los estudiantes, que le exigieron educación pública, gratuita y de calidad.

Tras ser puesto en jaque durante meses, a Piñera ahora se le ve mucho más resuelto, con menos muletillas que en el inicio y tratando de no esquivar ningún tema.

«El gobierno de Piñera en su último año tiene una mayor capacidad de manejo de Estado y mayor preocupación de que el legado que va a dejar debe ser la plataforma para poder intentar un nuevo gobierno de la centro derecha, pero particularmente lo que le interesa es el tema de cómo va a ser evaluado históricamente su gobierno», dice a la AFP el analista de la Universidad de Chile, Guillermo Holzmann.

«Hay un proceso de aprendizaje de Piñera en base al error y acierto. Las primeras estrategias (de presentar un gobierno eficiente en manos de los mejores) no dieron los frutos esperados. Ahora está mas empoderado como presidente y tiene más claridad de lo que le toca hacer como tal», agregó.

Presionado por las masivas manifestaciones callejeras, Piñera impulsó una reforma tributaria inédita en 20 años, destinada a financiar mejoramientos en la educación, y sacó adelante una ley para establecer una licencia postnatal de seis meses, una de las más extensas del mundo.

Piñera también eliminó un descuento del 7% de las pensiones de los jubilados más pobres y firmó una ley antidiscriminación, dos iniciativas largamente anheladas por la izquierda chilena.

«Tratar de hacer una definición ideológica de Piñera es bastante difícil. Yo lo definiría como un liberal pragmático que está por sobre los conceptos clásicos de izquierda o derecha», dijo Holzmann.

Este pragmatismo a su juicio lleva a que por ahora Piñera sea un incomprendido, una visión que comparte el propio mandatario.

«Espero que podamos cosechar todo lo que hemos sembrado», dijo Piñera, el año pasado, al conmemorar el segundo aniversario de su gobierno.

IPP

 

Fuente: Agencias

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