La Fórmula 1 planta su carpa esta semana en Sochi, para el primer Gran Premio de Rusia de la historia, solo unos días más tarde del dramático accidente que sufrió el francés Jules Bianchi, que todavía se debate entre la vida y la muerte en Japón.
Así que la esperada fiesta del presidente ruso Vladimir Putin no será del todo feliz, no por las tensiones con Ucrania, ahora en un segundo plano, sino por la ausencia de un miembro de la gran familia de la Fórmula 1, ya que Bianchi es un modelo de piloto de la categoría: joven, guapo, modesto, amable y piloto reserva de la Scuderia Ferrari.
El francés de 25 años sigue en observación en el servicio de neurocirugía del hospital de Yokkaichi, en Japón, después de que el domingo sufriera un terrorífico accidente al final del Gran Premio de Japón que le dejó una grave lesión craneal que pocos saben como va a evolucionar.
Mientras tanto, «the show must go on» (el espectáculo debe continuar), como dijo el cantante del grupo Queen Freddie Mercury en los año 90.
El patriarca de la Fórmula 1, Bernie Ecclestone, que cumplirá dentro de poco 84 años, ha sido muy claro con respecto al otro gran tema que sobrevuela la prueba rusa: el debate sobre Ucrania.
«Nadie me ha hablado de esta carrera o me ha dicho que no podíamos venir. Las sanciones (contra Rusia) no nos conciernen y nosotros no hemos hecho nada ilegal», aseveró el gran magnate de la competición.
Fuente: PANORAMA