Pifias de alto nivel

 

Vaya por delante la suerte de que a Maduro no se le ocurra inventar en estos tiempos una gira por Europa y en especial por Francia, donde precisamente no lo recibirán con flores, discursos y desfiles militares. Los miembros de la “Conexión Francesa” (como llaman los deslenguados opositores y algunos rojitos despechados a los amigos que están enchufados y rodean a Temir Porras) deben andar con las manos en la cabeza y halándose los pelos por lo sucedido con Air France y Airbus.

 

No es para menos, pues su adorada Francia se encuentra en el ojo del huracán de la prensa internacional debido a que los errores cometidos por el régimen venezolano han enlodado el prestigio de dos empresas que son verdaderas banderas del Gobierno de esa nación europea.

 

Y todo porque al señor Maduro le da por opinar sobre lo humano y lo divino sin aprovisionarse antes de algunos conocimientos previos sobre la materia que será objeto de sus declaraciones y discursos, con lo cual se mete en tremendos líos innecesarios.

 

Basta un ejemplo para ilustrar los desaguisados cometidos en las relaciones con Francia. En primer lugar, se arma un escándalo por la carga ilegal de 31 maletas repletas de cocaína, 1.300 kilos en total, en un avión de Air France, compañía de reconocida seriedad y solvencia en sus operaciones en numerosas partes del mundo, y los voceros oficiosos del aeropuerto orientan maliciosamente las sospechas de que la línea aérea está envuelta en la narcotrama.

 

Pero olvidan que Maiquetía es un aeropuerto militarizado desde hace bastante tiempo y nada se mueve allí sin el consentimiento de las altas autoridades que, por lo demás, pertenecen a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. Tanto los servicios en tierra como las operaciones de aterrizaje y despegue están en manos de los uniformados, así como el control de la carga y descarga, la vigilancia de los viajeros y de quienes laboran en áreas estratégicas o de uso restringido.

 

De manera que los principales responsables y quienes deben dar la cara por este escándalo de narcotráfico son las altas autoridades militares del aeropuerto de Maiquetía y no la línea aérea Air France, sobre la cual debió ejercerse la vigilancia de rigor de acuerdo con las normas internacionales para evitar que algunos de sus empleados, si así fuere el caso, pudiera ser captado por los narcotraficantes para que colaborara en un delito. En todo caso se trataría de una responsabilidad individual.

 

Razón tiene la empresa francesa en acudir a los tribunales en París y presentar una demanda por la manera en que se han visto afectados sus intereses y en entredicho su reputación. Basta imaginar la tragedia que habría sucedido si, por la negligencia manifiesta de las autoridades del aeropuerto, en vez de cargar clandestinamente maletas con cocaína se hubiera colocado en el avión un cargamento de explosivos de alto poder de destrucción. Hoy estaríamos llorando la muerte de decenas de pasajeros y tripulantes.

 

Editorial de El Nacional

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