Demetria Torrealba, residente del barrio Guaicoco, uno de los sectores más peligrosos de Petare, perdió a dos de sus cuatro hijos. La causa: la violencia.
«Hace tres años mataron a mi hijo Erick Paredes. Miembros de la banda de la Vuelta del Gato le dispararon por la espalda. Fue asesinado un Día de Las Madres y ahora ese mismo grupo delictivo fue el autor del deceso de mi segundo hijo, Edwin. Le quitaron la vida en vísperas de la Nochebuena y el día de mi cumpleaños número 60».
Según Torrealba los integrantes de esa organización tienen azotada la zona. Se dedican a robar motos y hasta la policía les teme. Tienen armas de alta potencia. Quien se atreva a meterse con alguno de ellos, está sentenciado.
Esfuerzo titánico
Según Polimiranda, en Petare hay cerca de 50 bandas de alta peligrosidad, aunque se han hecho esfuerzos por desarticularlas, se ha convertido en una labor titánica por su vasto territorio y la cantidad de funcionarios que no se dan abasto para pernoctar en todos los sectores.
José Landáez, supervisor Jefe del Centro de Coordinación Policial 7 del cuerpo de seguridad regional, detalló que entre los grupos hamponiles que mantienen en vilo a los residentes de Petare, destaca la banda de un sujeto apodado «El Costi», que se dedica a la extorsión y secuestro de comerciantes y empresarios en la carretera vieja Petare- Guarenas.
«Los propietarios de al menos siete comercios de la zona han sido víctimas de plagios por parte de los miembros de la referida organización, integrada entre siete y ocho sujetos, dos de ellos, menores de edad».
La Banda de La «Y» es otra de las organizaciones delictivas que según la policía regional opera en la capital del municipio Sucre, específicamente en San José. Protagoniza constantes enfrentamientos con grupos rivales para mantener el control del territorio.
Se dedica al robo genérico. A sus miembros, se les atribuye la autoría del asesinato de dos funcionarios de la Policía de Sucre, registrado el pasado 16 de diciembre de este año. Tres de sus integrantes principales fueron capturados por funcionarios de la policía municipal, faltan por aprehender a otros tres.
Los más famosos
«Los Moto Ratones», otro grupo, que se hizo muy conocido en la década pasada y ha sobrevivido ha varios intentos de exterminación, se ha dado a la tarea de perpetrar secuestros, extorsiones y homicidios en al menos cinco sectores de Petare. «Cuentan con armas de alto calibre. Está conformada entre 20 y 30 sujetos. Su líder Rafael Herrera, conocido con el remoquete de «El Rafa», resultó abatido durante un enfrentamiento con el Cicpc el pasado mes de noviembre en el sector La Pumarrosa de Petare». El resto de los integrantes continúa haciendo de las suyas.
Aunque su centro de operaciones no es Petare sino el Barrio San José de Boleíta Sur, figura la banda denominada «Los Santeros», cuyos miembros venden droga. El grupo lo conforman integrantes de una familia. «La vivienda donde comercializan los estupefacientes ha sido allanada en cuatro oportunidades. Los siete cabecillas están presos y aún faltan por capturar otros siete sujetos».
Luchan contra el miedo
La desarticulación completa de estos grupos delictivos se ha convertido también en una tarea compleja por la falta de ayuda de las comunidades.
«En muchas barriadas no se atreven a denunciar por temor a represalias. A esto se le suma, los problemas de distancia y las colas. Cuando se registra un hecho delictivo, a veces los efectivos no pueden llegar oportunamente porque demoran más de 20 minutos en trasladarse de un lugar a otro. La organización cuenta con 224 efectivos y no se dan abasto para fijar presencia permanente en los dos mil 900 barrios que integran Petare. «Hay zonas donde los antisociales visualizan una patrulla identificada y disparan. A los efectivos no les da chance de repeler la acción. De ahí que se ha optado por hacer un trabajo de inteligencia que los funcionarios realicen operativos vestidos de civil en vehículos no identificados».
Leonardo Vegas, encargado del área de investigación de Polisucre, informó que actualmente en la jurisdicción operan dos bandas que se han convertido en un hueso duro de roer: La banda de la Y, citada anteriormente, y la banda Santa Isabel. Esta última opera en Mariches. Se dedica al robo genérico y está implicada en cinco homicidios, entre ellos, la muerte de un expolisucre. En días pasados capturaron a tres de sus integrantes y los ocho restantes están identificados. «No hemos podido aprehenderlos porque tanto ellos como los que faltan de la banda de la «Y» migraron al municipio Paz Castillo y no tenemos competencia en esa jurisdicción», refirió Vegas, funcionario de Polisucre.
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