La legalización del matrimonio gay en varios países y las afirmaciones del Papa, que se niega a «juzgarles» , son la prueba de cierta «normalización»de la homosexualidad pero en la mayor parte del mundo los homosexuales siguen sufriendo discriminaciones graves.
Inglaterra y Gales, Francia, España, Canadá, Sudáfrica, Argentina… Quince países ya han legalizado el matrimonio entre personas del mismo sexo, lo cual conlleva en la mayoría de los casos el derecho a tener hijos, pero en la mayor parte del mundo, «el combate de los homosexuales no es por el derecho a las uniones o la paternidad, sino por el derecho a vivir su vida sin ser víctima de violencia, acoso o detenciones», recuerda en su página internet la ONG británica Kaleidoscope Trust.
Un total de 76 países siguen criminalizando las prácticas homosexuales y en cinco de ellos la pena de muerte sigue en vigor, apunta esta ONG que lucha por los derechos de las minorías sexuales en todo el mundo. También hay que incluir las agresiones, e incluso asesinatos, que sufren los homosexuales en muchos países. En este contexto, las asociaciones de derechos de los homosexuales y los defensores de los derechos humanos han acogido las palabras del Papa, jefe espiritual de 1.000 millones de fieles, como un soplo de aire fresco.
«Si una persona es gay, busca a Dios y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarlo?», declaró el Papa ante los periodistas durante su viaje de regreso de Brasil, ocho años después de una directiva del Vaticano que prohíbe el sacerdocio a los homosexuales, y cuando la Santa Sede se opone en la ONU a una despenalización universal de la homosexualidad.
La distinción que el Papa establece entre los homosexuales -que tendrían cabida en la Iglesia y la sociedad- y un ‘lobby’ homosexual al que habría que rechazar, muestra sin embargo que no está dispuesto a cambiar la doctrina católica sobre el matrimonio, la familia y la sexualidad. La mayoría de los opositores al matrimonio gay en Francia, que siguen manifestándose más de dos meses tras la entrada en vigor de la ley, hacen la misma distinción para rechazar las acusaciones de homofobia.
El sociólogo francés Eric Fassin se pregunta si la homofobia es «no querer a los gays o no reconocerles la igualdad de los derechos». Y denuncia que el Papa «viste con retórica presentable para Occidente su oposición a los derechos de los gays».
HOMOFOBIA DE ESTADO
El sociólogo destaca que, al mismo tiempo que se votan reformas en Europa, en América del Norte, Sudáfrica y América Latina, «vemos endurecerse en otras parte una homofobia política y una homofobia de Estado en nombre de una ‘identidad cultural’ en reacción a Occidente». Es el caso de Camerún, donde un tribunal condenó el 23 de julio a un hombre acusado de homosexualidad a dos años de cárcel y a un menor perseguido en el mismo caso a un año de cárcel condicional. En Rusia, una ley promulgada por el presidente ruso, Vladimir Putin, acaba de prohibir la «propaganda» homosexual.
En Senegal, el presidente senegalés, Macky Sall, reiteró su rechazo a la legalización de los matrimonios gays a pesar de que el presidente estadounidense, Barack Obama, defendiera públicamente a los homosexuales que sufren persecuciones en la mayoría de los países africanos. También en Senegal, el predicador musulmán suizo Tariq Ramadán provocó recientemente una polémica al declarar que «no por ser homosexual no se es musulmán», a la vez que afirmó que el islam prohíbe la homosexualidad.
Gabriel Girard, sociólogo francés instalado en Quebec, recuerda que las leyes que reprimen la homosexualidad en África occidental «se remontan en su mayoría al periodo de la colonización francesa, y no han sido cuestionadas por los países independientes». A pesar de la ley, «se han montado grupos y redes que desarrollan una sociabilidad homosexual», dice. Pero subraya que «la cultura gay occidental, basada en la afirmación de una identidad homosexual e ilustrada entre otros por las Gay Pride, no puede corresponder a una realidad vivida en algunos países, donde la frontera no es tan nítida entre prácticas homosexuales y heterosexuales por ejemplo».
La legalización del matrimonio gay en varios países y las afirmaciones del Papa, que se niega a «juzgarles» , son la prueba de cierta «normalización»de la homosexualidad pero en la mayor parte del mundo los homosexuales siguen sufriendo discriminaciones graves.
Fuente: EDC