El presidente de Perú, Pedro Castillo, mantuvo este miércoles el misterio sobre la composición de su Gobierno-.
Esto, al no revelar los nombres de los ministros durante su primer discurso como jefe de Estado y postergar dos días más el juramento del Ejecutivo.
Esta situación resulta inédita en comparación a sus predecesores, en cuyos casos era común que se conocieran los nombres de los ministros.
Pese a que con Castillo estaba programado de la misma forma, el nuevo mandatario peruano decidió postergar un día el juramento.
El primer ministro, cuyo nombre aún no está confirmado, jurará su cargo el jueves. Esto, durante la investidura simbólica que protagonizará Castillo en la Pampa de la Quinua.
El resto de ministros lo harán ya el viernes en Lima, en una ubicación aún no definida. Esto le da a Castillo un margen de 48 horas para definir los integrantes de su primer Consejo de Ministros.
Esta dilación viene en parte causada por el escaso tiempo que ha tenido Castillo y su equipo para recibir la gestión.
Tuvo que esperar 43 días después de la votación para ser proclamado oficialmente como presidente electo, lo que se produjo el 19 de julio.
Esto se debió al más de un millar de recursos para anular votos presentados por la derechista Keiko Fujimori. Denunció un “fraude electoral” sin aportar pruebas fehacientes, demandas que fueron rechazadas en su totalidad por falta de sustento legal.
Pulso interno con Cerrón
No obstante, en las decisiones de Castillo para escoger a su equipo de Gobierno parece haber un enconado pulso interno con Vladimir Cerrón, el líder y fundador del partido Perú Libre, quien no pudo ser el candidato presidencial en las elecciones al tener vigente una condena por corrupción.
Esta circunstancia hizo que Castillo fuese invitado por Cerrón a ser el candidato presidencial de Perú Libre sin imaginarse entonces que este profesor rural de 51 años y líder sindical del magisterio peruano acabaría ganando el proceso electoral, donde en la segunda vuelta venció a Fujimori por apenas 44.263 votos de diferencia.
Mientras Castillo busca aparentemente formar un gabinete con presencia de diversas fuerzas políticas de centro izquierda que serían sus aliados en el Congreso, Cerrón, de perfil más reaccionario, es partidario de un Ejecutivo homogéneo con gente de su partido, de ideología socialista y marxista.
Pese a que no se ha confirmado ningún nombre, los ministros más probables son el economista Pedro Francke para el Ministerio de Economía y Finanzas y el médico Hernando Zevallos para el Ministerio de Salud.
Precisamente, Francke, que viene de la izquierda progresista del partido Juntos por el Perú (JP) que lidera Verónika Mendoza, es una las caras que no gustan a Cerrón pese ser el más efectivo a la hora de calmar a los mercados internacionales como una garantía de que en el Gobierno de Castillo no habrá expropiaciones.
“Pedro Francke repite con frecuencia que se necesita funcionarios de ‘alto nivel’. Eso huele a ‘Chicago Boy’. Esos han fracasado por décadas. Necesitamos cambio y confiar en nosotros mismos”, escribió el domingo en redes sociales Cerrón, un médico neurocirujano formado en Cuba.
Nájar, una criticada “bisagra”
Más del agrado de Cerrón es el nombre que suena para ser primer ministro, Róger Nájar, un excongresista que fue el jefe del plan de Gobierno de Castillo, armado sobre la marcha una vez que el profesor pasó a la segunda vuelta electoral al haber sido el candidato más votado en la primera.
Sin embargo, la posible presencia de Nájar disgusta a los eventuales socios de Gobierno de Perú Libre al haber sido condenado por la Justicia por negarse a entregar una pensión de alimentos a una hija que tuvo con una adolescente de 14 años cuando él tenía 30 años.
“Nájar es una suerte de bisagra entre Cerrón y Castillo”, afirmó Frank Zegarra, uno de los responsables de coordinar las actividades de prensa del ahora nuevo presidente.
Asimismo, los rumores también apuntan a que en el Gobierno podrían estar nombres como los excandidatos presidenciales George Forsyth y Daniel Salaverry, con quienes Castillo ha mantenido varias reuniones durante las últimas semanas.
Además de prometer mayor inversión a la salud y a la educación, el principal eje del Gobierno será formular una nueva Constitución que permita mayor intervención del Estado en la economía, al considerar que el esquema de libre mercado que tanto hizo crecer a Perú en los últimos años incrementó las desigualdades sociales.