El pernil a precio regulado aún no se deja ver ni siquiera en las red de abastos del Gobierno Nacional y en los comercios privados su precio supera los 190 bolívares, situación que tiene echando carreras a los consumidores para buscar el más barato y así tenerlo en navidad.
Usuarios que hacen tremendas colas en Pdval, Mercal y Abastos Bicentenario aseguran queno han visto que llegue el primer cargamento de pernil a 45 bolívares, el cual es el precio establecido.
Mientras que el precio del cochino en Garzón se encuentra en los 198 bolívares hasta los 295, este último precio en el Central Madairense. Sin embargo, en los mercados populares tiene un valor de 240 bolívares el kilo.
“Tengo varias semanas buscándolo aquí en Pdval pero nada que ha llegado. Seguro cuando llegué se acabará rápido”, asoma la señora Maritza Pernía al mismo tiempo que hace la cola para ingresar al Pdval ubicado en la avenida Los Horcones.
En vista del alto costo del pernil, las familias se verán en la obligación de hacer la popular “vaca”, para poder comprarlo y disfrutar de un buen plato de pernil.
Tal es el caso de la señora Ana Salles, quien hará la colecta junto a sus cuatro hijos y dos yernos para comprar 10 kilos de pernil que alcance para las 20 personas que van a cenar en su casa el 24 de diciembre.
“Vamos a comprar 10 kilos mínimo y tengo que tener tres mil para el pernil, eso sin contar los ingredientes que también son muy costosos, pero lo importante es comer el pernil en Navidad porque se ha convertido en una tradición”, narra la señora Rodríguez.
Los carniceros han sido los que pagan los platos rotos del alto costo del pernil, debido a quelas ventas están por el suelo en comparación con años anteriores. Por esta fecha el año pasado ya habían solicitado al menos mil 500 kilos, pero ahora les da miedo solicitar dicha cantidad porque las ventas han estado flojas.
“La gente se queja del alto costo, pero uno lo pone lo más económico que pueda para ganarle porque de igual forma uno lo consigue muy costoso”, señala Juan Freitez quien tiene su carnicería en el centro.
David A. Padrón P. | La Prensa