Vende un 7,8% de la petrolera a seis días de la visita de Estado del presidente de México
«México es uno de los socios estratégicos capitales para España», dice Margallo
La petrolera mexicana Pemex inició ayer la venta de su paquete accionarial en Repsol. La operación -anunciada a seis días de la cumbre estatal entre España yMéxico- supone la ruptura de una alianza histórica entre las dos empresas, muy deteriorada por el enfrentamiento entre sus directivas.
La salida de Pemex se produce a cinco días de que el presidente de México,Enrique Peña Nieto, y gran parte de su Gobierno lleguen a España en visita de Estado para renovar la alianza estratégica firmada entre ambos países y suscribir varios acuerdos comerciales.
El Gobierno mexicano y la directiva del grupo estatal llevaban ya varias semanas trabajando en el proceso de venta, tal y como adelantó ELMUNDO a principios de mayo. El punto de no retorno en la relación de ambas empresas fue el nombramiento de Josu JonImaz como consejero delegado de Repsol el pasado 30 de abril. Fuentes mexicanas aseguran que su malestar por esta decisión no está relacionado con la figura del ex presidente del PNV, sino con el hecho de no haber sido informados de los cambios hasta los días previos a la celebración del consejo de administración.
Pemex era hasta ahora el segundo mayor accionista de Repsol con una participación del 9,3%. Este porcentaje se reducirá hasta el 1,44% tras el cierre de la colocación acelerada encargada a Deutsche Bank y Citi. La operación está valorada en 2.171 millones de euros al precio que cerraron ayer las acciones de Repsol.
La relación entre ambas petroleras se remonta al año 1979, cuando el Gobierno español invitó al mexicano a comprar acciones de Petronor -hoy integrada en el grupo Repsol- para formalizar el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre ambos países.
Este nexo se ha ido agrietando en los últimos años. Un hito relevante que explica el distanciamiento fue la alianza entre Pemex y Sacyr -otro de los grandes accionistas de Repsol- en 2011 para sindicar sus votos en la petrolera, una operación que se saldó con la salida de Luis del Rivero de la presidencia de la constructora. El grupo mexicano ha sido también muy crítica con la gestión del presidente de Repsol, AntonioBrufau, en la crisis de YPF.
Fuentes de Repsol y de Pemex declinaron ayer comentar la operación. Quien sí habló de las relaciones diplomáticas entre ambos países fue el ministro de Exteriores, José ManuelGarcía Margallo. «Son las mejores que ha habido desde que se establecieron relaciones diplomáticas. México es uno de los socios estratégicos capitales para España», respondió el responsable de la diplomacia española a la pregunta de un diputado del PP en el Pleno del Senado.
El Gobierno trabaja para que, en palabras de Margallo, «España se convierta en una plataforma desde la que las empresas mexicanas puedan hacer negocios en la Unión Europea y en el norte de África». El responsable de Exteriores también avanzó que su departamento está estudiando conHacienda algunas «modificaciones fiscales» para incentivar estas inversiones.
Brufau denunció en la última junta de accionistas de Repsol el riesgo de nuevas operaciones de toma de control «poco transparentes» sobre la empresa española, y recordó la mencionada sindicación de votos entre Sacyr y Pemex. El ejecutivo catalán llevó a la convención de accionistas un plan para blindarse ante hipotéticas segregaciones del negocio y el cambio de sede social de la petrolera. Un representante del grupo mexicano negó estas intenciones y aseguró que la polémica creada por el primer ejecutivo de Repsol era «artificial».
La salida de Pemex podría ser beneficiosa para ambas partes. Por un lado, la petrolera mexicana podrá reinvertir los fondos derivados de la venta en el desarrollo y explotación de varios pozos petrolíferos en su país. El secretario de Hacienda mexicano, Luis Videgaray, ya señaló hace unas semanas que la venta «no sería una mala decisión» para aprovechar las «oportunidades» abiertas tras la última reforma energética. Videgaray es considerado el ministro más influyente en el área económica del país y es consejero de la propia Pemex.
Por otro lado, la salida del grupo mexicano relaja la tensión en el accionariado del grupo y disminuye el peso de los grandes accionistas. Las colocaciones aceleradas suelen ser cubiertas por fondos de inversión internacionales, muchos de los cuales ya habían preguntado en las últimas semanas por la posibilidad de entrar en la petrolera.
El esquema accionarial quedará ahora liderado por La Caixa -cuya participación actual asciende al 11,83%-, Sacyr (9,23%) y el fondo de Singapur Temasek (6,26%). El banco presidido por Isidro Fainé también podría reducir su inversión hasta el 9,3% si ejecuta la opción de convertir parte de sus bonos por acciones de la petrolera.
Fuente: elmundo.es