Según las estadísticas, Estados Unidos es un país en el que se come mucha carne. Cada año se sacrifican y se procesan más de 9 mil millones de animales y desde los años 70, la producción de carne y aves ha aumentado en un 500%, mientras que la población ha crecido solo un 33%. Tampoco es extraño escuchar acerca de lo perjudicial que puede ser el consumo de proteína de origen animal. Porque, en primer lugar, se trata de una cuestión de cantidad. ¿Cuánta carne y con qué frecuencia influye en la incidencia de obesidad, hipertensión, enfermedades cardiacas y otros males? Y, en segundo lugar, ¿qué tipo de carne y de qué calidad? En Estados Unidos, y como tendencia negativa sobre todo en los países industrializados, los productos de origen animal no provienen de pequeñas granjas tradicionales, sino de verdaderas factorías de animales, con todos los problemas que esto implica.
Estas son algunas de las realidades que todas debemos conocer:
*Para aumentar la producción, los animales se crían hacinados. Miles de pavos, pollos, cerdos y vacas se concentran para alimentarlos de la manera más eficiente. Si antes tomaba de cuatro a cinco años para que un ternero se pudiera enviar al matadero, ahora solo se necesitan de 14 a 16 meses.
*A la mayoría de los productos de carne se les añaden aditivos que tienen efectos considerables en la salud de los animales y los humanos.
*La industria cárnica utiliza hormonas para aumentar y acelerar la producción. Aunque estas sustancias están prohibidas en la Unión Europea, Canadá y otros países, todavía se usan en Estados Unidos, el único país desarrollado, por ejemplo, que permite el uso de la hormona de crecimiento rBGH para aumentar la producción de leche.
*Las vacas producen 10 veces más leche que si lo hicieran de manera natural, y esto provoca infecciones en las ubres que requieren tratamiento con antibióticos.
*Las vacas tienen una esperanza de vida de 20 años o más, pero los animales industriales a duras penas pueden caminar a los cuatro años, debido al exceso de peso y el estrés, y hay muchas razones para creer que ese estrés crea problemas de salud en los humanos.
*En los Estados Unidos, alrededor del 70% de los pollos para asar se alimentan con arsénico para engordarlos y darles el color rosado que los caracteriza. Esto también permite acelerar el crecimiento.
*Los excrementos y otros desperdicios de las aves (animales muertos, plumas, arsénico, piedras) no solo se usan como fertilizante (que termina en el agua) sino incluso como alimento para el ganado vacuno.
*Los antibióticos que se les dan de manera regular a los animales hacen que aumente la resistencia de las personas a los antibióticos.
¿Lista para considerar una nueva vida como vegetariana? Si eres amante de la carne y estás dispuesta a comerla en moderación, todavía hay esperanzas… y a un precio que vale la pena: renuncia a los productos industriales y compra la carne en una pequeña granja de la zona donde vives. El modelo de los propios granjeros criando a los animales en pequeña escala y de manera natural todavía existe ¡y está renaciendo! Apóyalos y foméntalos, al mismo tiempo que cuidas tu salud. Infórmate más en el sitio de la National Family Farm Coalition.
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Por Confirmado: María González