Desde el lunes en la noche su teléfono no ha parado de sonar. Ese día, Pedro Luis Flores, que conducía Titulares de Mañana, presentó la renuncia a Globovisión.
El periodista asegura que se siente en paz con su decisión porque ya vivió el luto cuando anunciaron la venta del canal. Desde que se supo la noticia, expresa, fue escéptico en cuanto a las intenciones de la nueva junta directiva. “En la primera asamblea con los trabajadores, Raúl Gorrín dijo que Alejandro Andrade era su mejor amigo y que no lo iba a negar. Yo cubrí Miraflores y sé quién es él. Andrade fue el primer ministro de la Secretaría de la Presidencia de Chávez”, afirma.
Revela que Juan Domingo Cordero le ofreció mejoras económicas sustanciales para evitar que abandonara Globovisión. “Me ofreció de todo, me preguntó qué hacía falta para que no renunciara y le respondí que lo único que quería era que Kico volviera. Él me dijo que no había vuelta atrás y para mí tampoco la hubo. Esa noche descubrí quién soy yo”.
Flores señala que hay ofertas de varias cadenas de televisión para producir Buenas Noches, pero dirigido a la comunidad venezolana en Estados Unidos.
—¿Qué va a pasar con su carrera después de su renuncia a Globovisión?
—No tengo previsto nada, ni una oferta de trabajo, mis principios y mi ética me llevaron a tomar la decisión. Por supuesto que hay planes. Para mi sorpresa, los días posteriores a la renuncia estuve más ocupado y me reuní con más gente que cuando trabajaba. Me han llegado muchas invitaciones a formar parte de proyectos periodísticos. Arrancaremos con un impreso, pero la idea es tener un medio multiplataforma y la mayoría de las acciones van a estar en manos de periodistas, para que nunca vuelva a pasar lo que ocurrió en Globovisión, que tomó 19 años construir una audiencia y ahora se queda en el aire.
—¿Ese proyecto está relacionado con lo que circula en las redes, Globalvisión TV?
—Para nada, no sé qué es Globalvisión. No tengo nada que ver con ellos, no sé quiénes son.
—Esta semana se vio un cambio en la pantalla de Globovisión, ¿cree que durará?
—Eso forma parte de una luna de miel que se va a acabar cuando haya preguntas más incómodas de las que ya se han hecho a los representantes de la clase política que está en el poder. Eso ya pasó antes, incluso con el mismo presidente Chávez.
—La salida del aire de Buenas Noches generó reacciones encontradas. Hay quienes piensan que, con La Hojilla fuera, se acabará la radicalización en la televisión nacional.
—Eso es falso. Me parece que es una trampa que está puesta en la opinión pública por parte del mismo chavismo y es muy fácil de desmontar. Primero, Mario Silva no es periodista, de manera que él no cabe en esa discusión. No hay comparación, él salió por la puerta de atrás del canal 8. Yo me fui por la puerta grande, tras una conversación amena e inteligente con la junta directiva. A mí no me sacaron, yo renuncié. Decir que desaparecieron los dos programas más polarizantes de la televisión venezolana es superficializar el debate
—¿En qué debe centrarse el debate?
—En el tema de los cambios de línea editorial. Como periodista pienso que los dueños de los medios deben ser sinceros con las políticas editoriales. Compran un canal de noticias diciendo que tendrá una línea balanceada y el principal líder de la oposición hace un acto y no se transmite en vivo. Ellos dicen que van por un camino equilibrado y yo pienso que quieren dar un giro de 180 grados. La lógica señala que después de haber hecho esa inversión deberían conservar la audiencia, pero los hechos dicen lo contrario.
—¿No cree que las presentaciones en teatro pudieran desvirtuar el espíritu de Buenas Noches y restarle seriedad ante los críticos?
—No lo creo porque el teatro es un ejercicio de libertad, para propiciar discusiones e inquietudes. Y desde esa perspectiva lo estamos asumiendo. Es un gesto para no abandonar completamente al público que ha sido leal. Queremos dar el mensaje de que la renuncia por principios éticos no es lo mismo que abandonar.
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