La verdad es que cada día que pasa el régimen parece una comiquita. Para los que no sepan qué es, son secuencias de dibujos animados llenos de situaciones absurdas que provocan hilaridad en los espectadores. Si Venezuela no estuviera en tan malas condiciones, todos se reirían.
Ahora resulta que las fuerzas de seguridad del régimen se dedican a buscar a dirigentes políticos o asesores del presidente interino en sus casas y acusarlos de tener en su poder drogas.
¿Pensaban con esto decirle al mundo entero que ellos sí luchan contra el narcotráfico y no como los acusa el sistema judicial de Estados Unidos, de más bien propiciarlo?
Lo que más bien parece es una respuesta bastante débil ante la avalancha de noticias sobre la supuesta vinculación del régimen con el tráfico de estupefacientes internacional. Aunque eso es otro tema. Lo que tratan de hacer es obvio, pero esta vez no consiguieron los resultados. Es demasiado difícil voltear la tortilla.
El gobierno interino de Juan Guaidó no se va a detener por este tipo de medidas que busca amedrentarlos. El presidente y sus asesores están enfocados en lo que es ahora prioritario, tratar de ayudar a la población a enfrentar la pandemia. Elevar la capacidad de respuesta y atender la emergencia.
Pero una vez más, el régimen muestra sus costuras, porque sus prioridades quedan claras, seguir dando patadas de ahogado a ver si se libera del agua que les rebasa ya el cuello.
En este momento se trata de un asunto de vida o muerte. Los problemas que han generado los del régimen con su incapacidad se van a hacer más evidentes con el paso de los días: no hay gasolina, no hay comunicaciones, no hay producción, no hay dinero.
Si hace unos meses el ingenio del venezolano (de todos los niveles, trabajadores y empresarios) ayudó a que el país se mantuviera a flote, ahora se comienzan a cerrar más las oportunidades, principalmente porque la crisis del combustible se agudiza.
¿Qué medidas tomará el régimen para evitar, ahora sí, que Caracas se quede aislada de los centros de producción que a duras penas antes funcionaban? Les va a estallar la realidad en la cara y no tienen para dónde salir corriendo. Ya no tienen escapatoria.
Ojalá que por lo menos entiendan que lo que trataron de ocultar desde hace años ahora no podrán justificarlo. Deben ceder porque se juegan la vida de miles de venezolanos y no podrán esconderlo.
Editorial de El Nacional