José Díaz tiene tres semanas varado sin poder trabajar porque no consigue cauchos rin 14 a precio regulado. El ingreso de su familia depende del oficio como conductor de un rapidito de la cooperativa “Los Gavilanes de Pavia”. Aunque ya rodó por todas las caucheras de Barquisimeto, en todas le dicen lo mismo: “no hay, pase después”.
La misma penuria viven rapiditeros de todas las líneas que recorren Barquisimeto y Cabudare, pues los conductores viven “cazando” en las caucheras que les puedan vender un par de llantas al PVJ rin 14 para seguir trabajando.
“Paso todos los días por diferentes establecimientos ligando conseguir los cauchitos, porque no es rentable quedarse sin trabajar, necesito llevar el alimento a mi familia”, relata el señor Ricardo González, conductor de la línea de rapiditos de Cabudare.