logo azul

París se prepara para la gran manifestación contra el terrorismo

Categorías

Opinión

París se prepara para la gran manifestación contra el terrorismo

La presencia de cuarenta jefes de Estado y de Gobierno plantea un gran reto | Los atentados evidencian que el conflicto se ha instalado en Europa

 

Más de 700.000 personas se manifestaron en las principales ciudades francesas en homenaje a las víctimas de los atentados terroristas

 

 

Esto no es una mera crisis, aislada y dramática, de terrorismo en la capital francesa. Es Oriente Medio instalándose en Europa. El huracán está en Siria, en Iraq y también entre nosotros. Una mezcla de integración de los problemas mundiales en los que Occidente ha dejado de ser un compartimento estanco ante las desastrosas consecuencias de sus propios fracasos y desastres en el mundo. Hoy todo regresa. Es a la vez exterior e interior. Sin fronteras, como los médicos.

 

El mundo en París. No sólo porque hoy acudan a la «marcha republicana» convocada la plana mayor de la política europea, todas las confesiones, judíos musulmanes y cristianos, la laicidad republicana y los presidentes africanos, ministros de Estados Unidos y Rusia, en total una cuarentena de jefes de Estado y de Gobierno de tres de los cinco continentes, lo que plantea un enorme problema de seguridad para la policía y demás agencias.

 

Ayer se manifestaron unas 700.000 personas en el conjunto de Francia. 35.000 en Pau, un tercio de la población de esa ciudad, más de 100.000 en Toulouse, 25.000 en Niza, 45.000 en Marsella, 30.000 en Nantes, 20.000 en Bayona, Besançon, Narbona… Una movilización civil sin precedentes desde la liberación de 1944, con aplausos, consignas y ovaciones en los estadios de fútbol y en la que el pesar y el sobrecogimiento sustituían a la emocionada alegría de entonces.

 

El propio presidente participará en la «marcha republicana» de hoy, algo inusual. Los presidentes franceses no participan en manifestaciones, hay que retroceder a los noventa con Mitterrand para encontrar el último caso…

 

El mundo está en París porque aquí han estallado, bajo la forma de una leve caricatura, los infiernos de Bagdad, Gaza, Damasco y Alepo.

 

«Es la irrupción, en el corazón de Francia, de la guerra de Oriente Medio en la que Francia ha intervenido siguiendo a Estados Unidos», dice el sociólogo Edgar Morin.

 

«Si Francia se encuentra en el punto de mira de los islamistas del mundo entero, es, sobre todo, porque libra dos guerras en el Sahel contra Al Qaeda y en Iraq contra el Estado Islámico», escribe Frédéric Gerschel en Le Parisien. Dos de las seis guerras que hoy se libran -se suman Siria, Yemen, Afganistán y Libia- y que consagran un «fracaso político general» en el que cada victoria proclamada genera y encadena nuevos y peores escenarios. «Al Qaeda, que era un pequeño grupo de marginales refugiados en las montañas de Afganistán, controla un territorio del tamaño de Gran Bretaña», recuerda Patrick Cockburn en Le Figaro. Pero no es una simple importación de violencias.

Le dispositif de sécurité est « exceptionnel ». Les transports sont gratuits dans toute l'Ile-de-France mais d'importantes perturbations sont à prévoir.

Oriente Medio está en Francia y Francia en Oriente Medio porque los Rafale franceses bombardean allá y porque un millar de franceses musulmanes han ido y vuelto de la yihad. Con el atentado de Charlie Hebdo, en el que los hermanos Chérif y Said Kouachi masacraron a periodistas, dibujantes y policías con la colaboración en el segundo foco parisino de Amedy Coulibaly, «ha que- dado claro que Oriente Medio está presente en Francia como lo está el conflicto palestino-israelí», dice Morin. Eso lo han dejado perfectamente claro los asesinos de estos tres terribles días parisinos. Ya en el 2005 Chérif Kouachi sedeclaraba «dispuesto a morir luchando».

 

«Tuve esa idea al ver las injusticias que la televisión mostraba sobre lo que pasaba allá, las torturas que los americanos infligían a los iraquíes», decía. Y tras abatir a cuatro clientes del supermercado judío de la Porte de Vincennes, su colega Coulibaly explicaba ayer, dos horas antes de morir, que actuaba «para defender a los musulmanes oprimidos especialmente en Palestina».

 

La agresiva, y al mismo tiempo ingenua, sana y libertaria irreverencia de Charlie Hebdo en las barbas del profeta, las actitudes y prejuicios racistas, la marginación social, la estigmatización, la miseria y el abandono de la periferia pobre, la islamofobia de intelectuales y comunicadores en prensa y televisión, todo eso se suma a cierta percepción de la situación mundial, sin que los políticos decisivos adviertan apenas la relación: «Apelando el viernes al duelo nacional, el presidente Hollande aprovechó para deslizar una justificación de nuestras intervenciones militares, sobre las que no está nada claro que no contribuyan a que el mundo se deslice por su actual pendiente», observaba ayer en Libération el filósofo Étiene Balibar.

Plusieurs centaines de milliers de personnes et une cinquantaine de chefs d'Etats sont attendus à Paris pour une manifestation de dimension historique en hommage aux victimes des attentats.

Si la culpa y barbarie del llamado islamismo yihadista es tan clara que apenas precisa aclaración alguna, es este contexto contradictorio, nacional e internacional a la vez, el que requiere la verdadera y principal reflexión. La convivencia en la aldea global precisa menos guerra. La situación francesa contiene una clara invitación a la descomposición y el enfrentamiento que en última instancia es común a Europa y el mundo, donde el mismo concepto de diplomacia parece haberse borrado de las relaciones internacionales en beneficio del conflicto de civilizaciones y de otros sucedáneos suicidas.

 

«El 99% de los miembros de la comunidad musulmana en Francia no son los hermanos Kouachi, ni Mohamed Merah, ni Mehdi Nemmouche», dice Haraun Derbal, imán de la mezquita El Islah de Marsella, mencionando a los autores de los atentados del miércoles y de los precedentes de las matanzas de Toulouse de marzo del 2012 y del museo judío de Bruselas el pasado mayo.

 

Con el 74% de los franceses declarando al islam incompatible con los valores de la sociedad francesa en un sondeo del año pasado, el gran reto del «Yo soy Charlie» que desfilará hoy masivamente a lo largo de los tres kilómetros que separan las plazas parisinas de la República y de la Nación es detener el «proceso de descomposición en curso», dice el sociólogo Morin. Más de 5.500 policías participarán en el dispositivo de seguridad previsto para el duelo de este11-S francés.

 

En Niza

Marche citoyenne à Nice en hommage aux victimes du terrorisme

Fuente: La Vanguardia

Comparte esta noticia:

Contáctanos

Envíe sus comentarios, informaciones, preguntas, dudas y síguenos en nuestras redes sociales

Publicidad

Si desea obtener información acerca de
cómo publicar con nosotros puedes Escríbirnos

Nuestro Boletín de noticias

Suscríbase a nuestro boletín y le enviaremos por correo electrónico las últimas publicaciones.