El papa Francisco pidió hoy a los católicos de todo el mundo que vivan “centrados en Cristo y en el Evangelio” para que sea Jesús quien esté por encima de todos y no los métodos espirituales que cada uno emplee para entender la fe.
Estas fueron algunas reflexiones que realizó Jorge Bergoglio durante el discurso que pronunció en el Vaticano para celebrar el sesenta aniversario del movimiento Comunión y Liberación y el décimo del fallecimiento de su fundador, el italiano Luigi Giussani (1922-2005).
El obispo de Roma aplaudió que, “después de sesenta años, el carisma original no ha perdido su frescura y vitalidad” en este movimiento eclesial, aunque previno a sus miembros del peligro de no dejar que Jesús esté en el centro de todo.
“El centro es uno solo: ¡Jesucristo!. Cuando pongo al centro mi método espiritual, mi camino espiritual, mi manera de ponerlo en práctica, me salgo del camino. Toda la espiritualidad, todos los carismas en la Iglesia (Católica) deben ser “descentralizadores”: ¡en el centro solo está el Señor!”, subrayó.
Y agregó: “Así, centrados en Cristo y en el Evangelio, podréis ser brazos, manos, pies, mente y corazón de una Iglesia ‘saliente’. El camino de la Iglesia es ir a buscar a los que se encuentran en la periferia, servir a Jesús en cada persona marginada, abandonada, sin fe, desilusionada con la Iglesia, prisionera de su propio egoísmo”.
Durante su alocución, el pontífice argentino pidió rechazar las autorreferencias para escuchar a los que son diferentes y aprender “de todo el mundo, con sincera humildad” porque solo de esta forma se evitará “caer en la ‘espiritualidad de etiqueta’” que desorienta y transforma a la gente “en meros empresarios de una ONG”.
El papa Francisco remarcó que “la moral cristiana no es el esfuerzo titánico, voluntario, de quien se enfrenta solo al mundo”, ni tampoco significa “no caer nunca, sino levantarse siempre”.
Asimismo, el máximo representante de la Iglesia Católica también tuvo palabras de elogio hacia Giussani, del que reconoció que “la lectura de sus libros y sus artículos” le ha hecho “mucho bien” a lo largo de su vida.
Además, destacó de él su pensamiento “profundamente humano” que es capaz de llegar “a lo más íntimo del hombre”.
El papa Francisco llegó a la Plaza de San Pedro del Vaticano a las 11:30 horas (10:30 GMT) y recorrió la plaza y la Vía de la Conciliación, que une el Vaticano y Roma, subido en su “papamóvil”.
En su vehículo papal, saludó y bendijo a las más de 60.000 personas procedentes de 47 países distintos, según los organizadores, que viajaron hoy para verle y que le recibieron con aplausos y al grito de “¡Francesco!”.
Pero antes, los miembros de este movimiento eclesial celebraron una misa, con rezos y cantos, para honrar la memoria de su fundador.
El acto comenzó a las 10:30 horas (09:30 GMT), aunque la gente ya comenzó a llenar la plaza vaticana desde dos horas antes.
El Vaticano se tiñó de colores por las banderas de todos los continentes, algunas procedentes de Brasil, Argentina, Perú, Chile, Venezuela y México, que ondearon en una jornada marcada por el sol.
Comunión y Liberación es un movimiento eclesial que nació en Italia en 1954, aunque su nombre actual fue adoptado por primera vez en 1969.
Actualmente, está presente en cerca de ochenta países de todos los continentes y es presidido por el español Julián Carrón, que sucedió a Giussani después de su muerte en 2005.
Giussani nació el 15 de octubre de 1922 en Desio (un pequeño pueblo de la Brianza, al norte de Milán) y, entre otras cosas, fue nombrado monseñor por el santo Juan Pablo II, con el título de prelado de honor de Su Santidad, en 1984.
Actualmente es considerado siervo de Dios, primera fase del proceso de canonización, después de que la Santa Sede aceptara en 2012 la solicitud de apertura de su causa de beatificación y canonización.
Fuente: EFE