El papa Francisco instó hoy a todas las religiones, y también a quien no profesa una fe, a colaborar para dar respuestas efectivas ante la hambruna, la violencia en nombre de la religión, la corrupción y la crisis del medioambiente, de la familia y de la economía.
Durante la audiencia general de hoy celebrada en la Plaza de San Pedro se celebró una pequeña conmemoración de los 50 años de la declaración “Nostra Aetate”, publicada el 28 de octubre de 1965 tras el Concilio Vaticano II, y que marcó un hito en las relaciones de la Iglesia católica con el resto de religiones no cristianas.
“El mundo mira a los creyentes. Nos exhorta a colaborar entre nosotros y con los hombres y mujeres de buena voluntad que no profesan ninguna religión y nos piden respuestas efectivas sobre numerosos temas”, dijo Francisco en su catequesis de hoy.
Francisco citó la necesidad de un empeño común para “la paz, el hambre, la miseria que aflige millones de personas, la crisis del medioambiente, la violencia, y en particular la cometida en nombre de la religión, la corrupción, el degrado moral, la crisis de la familia, de la economía, de la finanza”.
El papa explicó cómo la declaración “Nostra Aetate” se cambió en la relación con los judíos pasando de “enemigos y extraños a amigos y hermanos” y reiteró la condena a “cualquier forma de antisemitismo y las injurias y persecuciones que derivan de ello”.
Y respecto al islam, Francisco instó a un diálogo “abierto y respetuoso”.
El pontífice argentino destacó que “a causa de la violencia y del terrorismo se ha difundido un comportamiento de sospecha o incluso condena de las religiones”.
Ante ello, recordó su discurso en el Congreso de Estados Unidos en el que consideró que “ninguna religión es inmune al riesgo de fundamentalismos y extremismos de individuos o grupos”.
“Es importante continuar con un diálogo interreligioso abierto y respetuoso, que ayude a conocerse más y afrontar juntos muchos de los problemas que afligen a la humanidad, como el servicio a los pobres, a los excluidos, a los ancianos, la acogida a los emigrantes, el cuidado de la creación, así como asegurar a todas las personas una vida más digna”, agregó.
Francisco terminó la audiencia de hoy pidiendo que cada uno rezase en silencio, “según su propia tradición religiosa” y a los representantes de las diferentes confesiones religiosas pidió oraciones para “ser más hermanos” y “más servidores de los más necesitados”.