El Papa Francisco envió este viernes un mensaje al pueblo venezolano en el que exaltó que la paz, la convivencia ciudadana, el diálogo, la unión y la reconciliación son las fortalezas necesarias para el bienestar del país y deben ser entendidas como una victoria para la humanidad.
En su mensaje pidió al país seguir el ejemplo de Cristo y continuar la construcción de una sociedad más justa y pacífica, sin distinción de razas o el credo que profesen las personas.
«Que el ejemplo de Cristo (…) les ayude en su compromiso por una sociedad cada vez más justa y pacífica», expresó el Sumo Pontífice a través de una carta leída por Aldo Giordano, embajador del Vaticano en Venezuela y representante del Santo Padre, a propósito de celebrarse en Caracas la semana de la paz.
«No hay que tener miedo a la paz. La convivencia, el diálogo, la reconciliación y la unión no son una derrota o una perdida sino una victoria, porque quien gana es el ser humano creado por Dios para vivir en concordia y armonía», dijo el Papa.
En el texto, el Papa celebró el encuentro ecuménico por la paz que se realiza en la capital venezolana y abogó porque el pueblo venezolano redoble sus esfuerzos para que la «llama de la paz esté presente en el corazón de los hombres de buena voluntad e ilumine con su luz a toda la sociedad».
«Esperamos que este encuentro sea un camino en busca de lo que une para superar lo que divide. Sabemos que tantas personas de diferentes culturas, naciones, lenguas y religiones en todo el mundo trabajan y rezan por la paz. Nos sentimos unidos a todos aquellos que aman la paz y son operadores de paz, para que hombres y mujeres puedan vivir como hermanos y no como adversarios o enemigos. Estamos cerca de todas las personas que son víctimas en tantos países del mundo de la mano asesina, cobarde y loca de otras personas», leyó Giordano.
Casi al finalizar su intervención, el representante del Santo Padre elevó la oración por la paz escrita por San Francisco de Asís:
«Señor, haz de mí un instrumento de tu paz:
donde haya odio, ponga yo amor;
donde haya mal, ponga yo perdón;
donde haya discordia, ponga yo armonía;
donde haya error, ponga yo verdad;
donde haya duda, ponga yo fe;
donde haya desesperación, ponga yo esperanza;
donde haya sombras, ponga yo luz;
donde haya tristeza, ponga yo alegría.
Señor, que no me empeñe tanto
en ser consolado como en consolar,
en ser comprendido como en comprender;
en ser amado como en amar,
porque es olvidándose a sí mismo que uno se encuentra;
es perdonando como se es perdonado;
es muriendo como uno despierta a la vida eterna».
Fuente: AVN