El papa Francisco elogió hoy la vida enteramente dedicada a los pobres del italoargentino Artemide Zatti, que mañana proclamará santo – el tercero de Argentina y el primer laico – al recibir hoy a cerca a una amplia delegación de salesianos procedentes de todo el mundo que han llegado a Roma para esta ceremonia.
En el aula Pablo VI del Vaticano ante unos 500 salesianos, el papa quiso recordar que Zatti, que nació el 12 de octubre de 1880 en Boretto (Ialia) y murió el 15 de marzo de 1951 en Viedma (Argentina) fue «un inmigrante» y que su primer contacto fue con los salesianos, que llegaron a Argentina en 1875 y en los inicios desarrollaron su apostolado en Buenos Aires y en otros lugares, sobre todo en favor de los inmigrantes italianos.
«Y en Buenos Aires, fueron a la Boca, donde estaban los comunistas, los socialistas, los que estaban contra los curas», añadió el papa.
También destacó del nuevo santo, que fue coadjutor salesiano, que fue “pariente de todos los pobres” y «dedicó toda su vida a los enfermos, sobre todo a los más pobres, a los abandonados y a los descartados».
«Esta vida que había recuperado (tras curarse de tuberculosis) ya no era más su propiedad, sino que era totalmente para los pobres. Vivió esta misión en comunión con sus hermanos salesianos. Era el primero en estar presente en los momentos comunitarios y con su alegría y simpatía animaba la fraternidad», añadió.
Y recordó que es «intercesor por las vocaciones» y sobre esto relató su experiencia personal: «Cuando era provincial de los Jesuitas de Argentina conocí la historia de Artémides Zatti, leí su biografía y le confié a él la petición al Señor de santas vocaciones a la vida consagrada laical para la Compañía de Jesús. Desde el momento que empezamos a rezar, por su intercesión, aumentaron considerablemente los jóvenes coadjutores».
«El enfermero santo de la Patagonia» como se le conoce será canonizado mañana por el papa junto con Giovanni Battista Scalabrini (1939-1905), obispo de Piacenza y fundador de la Congregación de los Misioneros de San Carlo.
EFE
