Como ocurrió con las elecciones parlamentarias del 2005, donde, a última hora, sus dirigentes abandonaron el terreno dejando consecuencias catastróficas, 13 años después la oposición venezolana vuelve autoexcluirse con la gravedad de que esta vez estaría lanzando por la borda su “oportunidad de oro” de llegar a Miraflores.
Y es que algunos factores que la integran señalan que el paso atrás de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) con las presidenciales se debe en parte a la “falta de unidad estratégica porque cada quien tiene un plan estratégico. Nuestro mayor enemigo somos nosotros mismos”, sostiene uno de sus dirigentes en calidad de anonimato.
“Quienes dicen que debemos votar tienen razón en su acción, ya que es peor quedarse de brazos cruzados, pero no se tiene garantías porque el abuso es supremo. Ahora quienes llaman a no votar también tienen su justificación, pero no dicen qué vamos a hacer a partir del día siguiente a las elecciones, cada vez que cantamos fraude generamos abstención y es peor no participar; ya hemos vivido las consencuencias en los años 2004, 2005, 2006, 2012 y 2017”, detalló.
Para el dirigente opositor es necesario “destrancar el juego” porque el Gobierno necesita que estas elecciones sean “avaladas” por el mundo y “si se logran mejores condiciones y cambio de fecha debemos ir”, recalcó.
Aunque el Consejo Nacional Electoral (CNE) extendió el plazo de inscripciones hasta el viernes a las 4:00 de la tarde, la coalición opositora no presentó ningún nombre.
Los grandes partidos como Primero Justicia, Acción Democrática, Voluntad Popular y Un Nuevo Tiempo (UNT) con su ausencia dijeron de plano que “no” irán a un proceso electoral, cercando así la posibilidad de presentar una opción más al electorado venezolano en la contienda postergada para el domingo 20 de mayo.
Este escenario contrasta con el de las presidenciales del 7 de octubre 2012 donde la coalición de partidos tuvo que, incluso, ir a unas primarias para elegir entre Henrique Capriles, Leopoldo López, Pablo Pérez, María Corina Machado, Diego Arria y Pablo Medina, a su abanderado y enfrentar al fallecido presidente Hugo Chávez.
Solo el jefe de Acción Democrática (AD), Henry Ramos Allup, mantuvo su intención que terminó por desechar al no lograrse el acuerdo en República Dominicana, a pesar de que el propio Nicolás Maduro abanderado a la reelección por el Psuv y los aliados al Gran Polo Patriótico, insistentemente lo haya retado públicamente.
Hasta ahora, solo el exgobernador de Lara, Henri Falcón, desafiando todas las críticas y amenazas de las toldas opositoras se postuló con la tarjeta de su partido Avanzada Progresista (AP), el MAS y un sector de Copei.
Falcón no es un candidato “nato” de las bases que difieren del chavismo, pues sus inicios políticos fueron con el Movimiento Quinta República (MVR) y luego con el Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv) tarjetas con las que llegó a convertirse en alcalde de Barquisimeto y luego gobernador, hasta que a principios del 2011 terminó por saltar la talanquera al ala opositora por sus diferencias políticas con Chávez.
Jesús Seguías, presidente de la encuestadora Datin Corp, consideró que esta prórroga dada por el Poder Electoral que, además, estuvo acordada por los candidatos ya inscritos, “es una oportunidad de oro que tiene la oposición porque con estas nuevas reglas podría, incluso, cambiar el juego”.
“El liderazgo (opositor) no ha llegado a cohesionar un planteamiento que esté lleno de coraje”, aseveró.
Mario Villegas, periodista y analista político, en un artículo de opinión también criticó la posición de la MUD, al señalar que “ciertamente siempre ha competido en total desventaja (…) y aún así ha ganado dos elecciones nacionales (referendo del 2007 y parlamentarias 2015) y varias regionales en estados y municipios claves de la República”.
Recordó que en las pasadas regionales donde se vaticinaba la mayoría de las gobernaciones a la oposición a la final no se logró “porque millones de venezolanos que se identifican como opositores (…), prefirieron quedarse en sus casas (…)”.
Sobre las desventajosas condiciones en que han sido convocadas las elecciones presidenciales, aseveró Villegas, “de nuevo se escuchan llamados abstencionistas que pretenden dizque deslegitimar a un régimen al que nada ni nadie puede legitimar aun proponiéndoselo (…)”.
Para Manuel Malaver, periodista y analista político, el problema para la oposición “es que no puede admitir que las elecciones son legales porque el Gobierno ha dado sus demostraciones de que no va a respetar los resultados por lo que es evidente, que no le ha costado mucho convencer a la comunidad internacional” que tiene un papel importante.
Considera que el dilema de la oposición “no es votar para ganar con algún candidato que el Gobierno le pueda ceder”, sino conseguir que la presión internacional “obligue” al Gobierno a realizar unas “elecciones limpias y transparentes”, aunque ya cedió con la prórroga de inscripciones de candidatos y con el aplazamiento de la fecha.
Culminó el lapso y la MUD encerrada en su laberinto volvió quedar fuera del juego electoral.
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