Fue uno de los escándalos de famosos más sonados de finales de los 90, la filtración de un video sexual de Pamela Anderson y Tommy Lee.
Ella, actriz e icono erótico de la época, él, estrella del rock en Mötley Crüe, una de las bandas más salvajes en el escenario y fuera de él.
La serie «Pam y Tommy«, que llega el próximo 2 de febrero a Disney+, recupera aquel turbulento suceso que dio pie al primer fenómeno viral de la historia.
Momento cuando Internet aún estaba en pañales, y lo convierte en el centro de un relato de amor, venganza y excesos.
Lily James, conocida por la serie «Downton Abbey» o la película «Cenicienta» («Cinderella», de 2015) y Sebastian Stan («Falcon y el soldado de invierno») («The Falcon and the Winter Soldier») han logrado una asombrosa transformación física, gracias a un exhaustivo trabajo de peluquería y maquillaje.
Mientras que en el caso de James, con prótesis y rellenos para calcar el voluptuoso cuerpo de la célebre C.J.Parker de «Los vigilantes de la playa» («Baywatch»).
Venganza con un video sexual
El tercer vértice y el más desconocido de esta historia -su versión no salió a la luz hasta que Rolling Stone publicó un reportaje sobre él en 2014- se sitúa Rand Gauthier (Seth Rogen), un electricista aficionado al esoterismo y que había hecho sus pinitos como actor porno antes de trabajar en la reforma de la casa de Tommy Lee.
El baterista de Mötley Crüe lo había despedido de malos modos y sin pagarle lo que le debía, pero el verdadero detonante de su meditada venganza fue que el día en que Gauthier volvió a la mansión para recoger sus herramientas, el roquero lo echó a punta de pistola.
Fue entonces cuando su exempleado urdió el plan para llevarse la caja fuerte de su casa. Lo que no podía imaginar es que dentro, además de joyas, armas, dinero y un bikini de Pamela Anderson, iba a encontrar el video de su luna de miel.
Así se conocieron Anderson y Lee
Anderson y Lee se conocieron una noche de fin de año de 1994 en el club Sanctuary de Beverly Hills, del que ella era copropietaria. Después de aquella noche y de varias llamadas infructuosas, Lee la siguió en un viaje de trabajo a Cancún y logró quedar con ella. Cuatro días después, se casaron allí mismo.
El video, que acabaría dando la vuelta al mundo, era una grabación privada de sus vacaciones, de una hora de duración, que incluía algunas escenas sexuales. Gauthier, con la ayuda de un productor porno, usó internet para promocionar la venta de copias de VHS, ya que la retransmisión de video vía web no era aún una realidad en aquel primer momento.
Pam y Tommy no echaron en falta su caja fuerte hasta enero de 1996, cuando cientos de copias del video circulaban por Estados Unidos. Con ayuda de abogados y detectives privados intentaron frenar aquello pero ya era imparable, sobre todo a partir del momento en que un grupo llamado Internet Entertainment Group colgó el video, ahora sí, en internet.
Crisis generada por el video sexual
La serie de Disney, dirigida por Craig Gillespie («Cruella», 2021), exprime con toques de humor -algunos memorables- el morbo que despierta la pareja y lo rocambolesco de la historia y esquiva la parte más polémica -en 1998 Tommy Lee fue condenado por malos tratos a su mujer- al centrarse exclusivamente en el periodo más dulce de su relación.
La serie muestra, eso sí, la crisis que todo el asunto del video desata en la pareja y se pone más seria y empática con Anderson a la hora de evidenciar las reacciones sexistas que causó la difusión del video, desde la incomprensión de su propio marido a los prejuicios contra ella por su pasado como modelo de Playboy.
Se muestra a una Pamela Anderson que lucha por ser algo más que un trasero corriendo en el rodaje de «Los vigilantes de la playa» y que admira a Jane Fonda por su habilidad para simultanear un registro más lúdico y erótico en filmes como «Barbarella» y papeles considerados más serios.
«Pam y Tommy» pone en el centro el tema del consentimiento y sin embargo queda en el aire una espinosa cuestión y es que la serie se ha rodado sin el visto bueno ni la implicación de la pareja.
Fuente: El Nacional