Foto: AFP
Pakistán comenzó el miércoles tres días de luto después de que atacantes talibanes mataron a 132 estudiantes en un colegio de la ciudad de Peshawar, en un espeluznante ataque que conmovió al país y aumentó la presión sobre el Gobierno para que haga más por combatir a la insurgencia.
Los pakistaníes esperaban ver qué haría su Gobierno -acusado de no ser lo suficientemente duro con los islamistas- y el Ejército para contener la violencia en un país que se ha convertido en un refugio para grupos ligados a al Qaeda.
Con un tono decidido, el primer ministroNawaz Sharif anunció que había levantado una moratoria sobre la pena de muerte en respuesta a la masacre.
El foco estaba puesto en la visita del jefe del Ejército, Raheel Sharif, a Afganistán en la que ambas partes tenían previsto discutir cómo combatir juntos a los militantes que se esconden en la frontera común. La relación entre ambos países es tensa tras décadas de desconfianza.
Muchas personas a lo largo de Pakistán encendieron velas y realizaron vigilias mientras los padres enterraban a sus hijos durante funerales masivos en Peshawar y sus alrededores, una ciudad inestable.
Los pakistaníes pueden estar acostumbrados a incursiones casi diarias contra las fuerzas de seguridad, pero el ataque flagrante contra niños impactó al país, llevando a analistas a pedir una dura respuesta del Ejército.
En total, 148 personas murieron en el ataque contra la Escuela Pública del Ejército, administrada por los militares.
El área de la escuela estaba desierta el miércoles, con un puñado de francotiradores en los techos de sus edificios de ladrillo rosado y piedra.
Vehículos del Ejército y soldados con máscaras y rifles automáticos fueron desplegados en la entrada.
Un recorrido de Reuters por la escuela reveló un lugar destruido por horas de enfrentamientos, con los pisos cubiertos de sangre y las paredes repletas de agujeros de bala. Las aulas estaban llenas de mochilas abandonadas, teléfonos celulares y sillas rotas.
La pared donde un suicida se inmoló estaba destrozada y salpicada de sangre. Las partes de su cuerpo estaban apiladas sobre una tela blanca. El aire era denso con olor a explosivos.
Un día después del ataque, Peshawar parecía apagada y muchas personas seguían en shock. Más detalles sobre el ataque aparecían a medida que los testigos daban cuenta de sus experiencias.
«Los atacantes llegaron alrededor de las 10:30 (hora local) en una camioneta», dijo Issam Uddin, un chofer del bus escolar de 25 años.
«La llevaron a la parte de atrás de la escuela y la prendieron fuego para bloquear el camino. Fueron por la Puerta 1 y mataron a un soldado, un portero y un jardinero. Los tiros empezaron y ocurrió el primer ataque suicida», agregó.
Sharif ha anunciado tres días de luto, pero la ansiedad de la población estaba puesta en qué pueden hacer las autoridades para protegerla.
Sharif llegó al poder el año pasado prometiendo negociar la paz con los talibanes, pero esos esfuerzos fracasaron este año, debilitando su posición y llevando al Ejército a lanzar un operativo aire-tierra contra insurgentes a lo largo de la frontera con Afganistán.
El Ejército realizó más ataques allí a última hora del martes en respuesta a lo ocurrido en la escuela, dijeron fuentes de seguridad, pero no estaba claro cuál había sido el blanco.
Escrito por: Mehreen Zahra-Malik
Fuente: Reuters