Oswaldo Vigas, un delirio de libertad trazado con óleo

Oswaldo Vigas, un delirio de libertad trazado con óleo

La retrospectiva que indaga en los estilos y técnicas del artista ha recorrido museos en Bogotá, Lima y Santiago de Chile. Actualmente se expone en el Museo de Arte Contemporáneo de Sao Paulo

 

 

La actividad era frenética, ansiosa. El caballete, la tela, el pincel. A todo momento y en defensa de la pintura. Dijo que era el trueno, el rayo; pero era también brujas y máscaras. Era una sinfonía de Mahler, una carta de Pablo Picasso.

 

 

En el arte y en la vida Oswaldo Vigas fue un hombre de mucha fuerza. Expresivo, afirman quienes lo conocieron. Si no pintaba, dibujaba; o trabajaba en sus murales, esculturas y grabados. “Era la pasión y como toda pasión tiene un grado de locura. No hay pasiones cuerdas, ni de casualidad”, señala Bélgica Rodríguez.

 

 

La curadora e investigadora de arte tomó uno de tantos aviones y viajó a Sao Paulo, junto con un importante equipo, el de la fundación que lleva el nombre del creador valenciano nacido en 1926. El objetivo: presentar la muestra que ha recorrido parte de los museos importantes de Suramérica para divulgar su obra. Porque, a pesar del vasto universo de figuras y trazos, su firma no abunda en la mente del colectivo americano ni europeo.

 

 

“No fue tan conocido porque no le gustaba hacerse promoción, no le gustaba vender sus cuadros ni mantener relaciones con las galerías. En parte fue algo positivo porque era libre en su creación, pero lo malo es que no se dio a conocer. En aquel entonces mi mamá vendía algunas piezas, porque teníamos que comer”, recordó su hijo, Lorenzo Vigas, en la conferencia que antecedió la inauguración en el Museo de Arte Contemporáneo de la Universidad de Sao Paulo. Y la idea es seguir al norte, tal vez cruzar el Atlántico.

 

 

Lima, Santiago de Chile y Bogotá fueron las primeras paradas de Oswaldo Vigas. Antológica 1943-2013, y en cada una la exhibición ha sido distinta: en el número de obras, la concepción del montaje, la estructura de la sala. “La idea tiene tiempo madurándose. Oswaldo Vigas estaba vivo todavía. La intención fue siempre ir a los museos, lugares donde se han presentado artistas como Soto y Cruz-Diez, donde se conoce un poco el arte venezolano. Eso nos interesaba. Hicimos un primer catálogo con el que haría lobby y ya tenía una primera selección de obras. Viajé a los países para localizar los edificios. Fue un trabajo bastante intenso. En Lima fue más o menos fácil porque el Museo de Arte Contemporáneo tiene una obra de él. Brasil fue el más receptivo”, cuenta Rodríguez, quien se encargó de curar las tres primeras muestras de la exhibición. La de Sao Paulo fue distinta.

 

 

Temas para una retrospectiva. El crítico y ensayista francés Jean-Clarence Lambert, que conoció a Vigas en París en los años cincuenta, afirmó que su trabajo se asemejaba al del Grupo Cobra, que reunió artistas como Christian Dotremont, Asger Jorn y Corneille a finales de los cuarenta.

 

 

Fue Lambert quien puso en contacto a Vigas hijo y a Katia Weitering, la directora artística del Museo de Arte Moderno en Holanda. Y así ella, junto con Imre Kis-Jovak, miembro del Consejo Internacional de Museos y del Comité Internacional de Técnicas Museo, se encargó de diseñar y curar la propuesta que se vería en Brasil.

 

 

“Decidimos enfocarnos en los motivos que comprendieron el mundo de Oswaldo Vigas. Él trabajó tantos modos de expresión, puede ser abstracto y barroco; vibrante y casi agresivo en algunos casos. En lugar de hacer una presentación cronológica decidimos agrupar trabajos de diferentes épocas y conectarlos en un diálogo”, expresa Weitering. Jovak complementa: “Este espacio se convirtió en algo orgánico. Y a través de todos los elementos el hombre cobra vida”.

 

 

La exhibición la integran 63 pinturas en varias escalas, 5 esculturas y un espacio final en el que se proyecta el documental sobre Vigas narrado por Alejo Felipe, Renovación en el origen (1996). Se divide en cuatro módulos, con sus gigantografías y un texto introductorio. El primero es la figura humana, motivo fundamental que atraviesa toda su obra. Allí aparecen las formas femeninas trabajadas en sus “brujas”. El segundo muestra el carácter mitológico de sus cuadros: investigación en el arte prehispánico y las influencias que incluyen referencias bíblicas. Se suma una memorabilia con fotografías familiares, dibujos, cartas, cassettes, libros y herramientas de trabajo, que indaga en su vida privada.

 

 

El tercer módulo es el constructivismo tanto en pinturas como murales, en los que hay una aproximación a la arquitectura y las tendencias modernistas. El final está dedicado a la libertad del método: cómo juega con los materiales y técnicas.

 

Libre y revalorizado. Aunque advierte que hace falta más tiempo, Rodríguez asegura que con esta retrospectiva itinerante que comenzó en 2014 se ha revalorizado la obra del pintor. De hecho, a finales del año pasado, su óleo Paraíso inconcluso rompió su récord al subastarse en Christie’s por 221.000 dólares.

 

 

El polaco Marek Bartelik, presidente de la Asociación Internacional de Críticos de Arte, afirma sobre la importancia de la obra de Vigas: “Me interesan los artistas que se mantienen fieles a sí mismos; cómo él aprende de la experiencia europea y la configura en su propio lenguaje. A pesar de que fue un artista libre, en él había mucha disciplina. Lo conocí personalmente y era todo lo que me esperaba: espontáneo, emocional y al mismo tiempo comprometido con su arte”.

 

 
“Decidimos enfocarnos en los motivos que comprendieron el mundo de Oswaldo Vigas. Él trabajó tantos modos de expresión, puede ser abstracto y barroco”

 
Katia Weitering

 
Directora del Museo Cobra de Ámsterdam

 

 

“Me interesan los artistas que se mantienen fieles a sí mismos; cómo él aprende de la experiencia europea y la configura en su propio lenguaje”

 
Marek Bartelik

 
Presidente de la AICA

 

 

“La idea tiene tiempo madurándose. La intención fue siempre ir a los museos, lugares donde se han presentado algunos artistas venezolanos”

 
Bélgica Rodríguez

 
Investigadora
 

La Fundación Oswaldo Vigas,

 
un espacio para la divulgación

 

 

El cineasta Lorenzo Vigas es quien preside la Fundación Oswaldo Vigas, mientras que la dirección creativa está a cargo de Delia Hernández. La institución está integrada por diez personas y mantiene sus oficinas en Caracas.

 

 

Los proyectos que lleva a cabo en la actualidad es la realización de inventarios de la obra de Vigas –tienen registrado 60%, el resto está en colecciones–, la organización de eventos y exposiciones. La siguiente actividad que destacan es la publicación de un libro sobre el pintor, que distribuirá Editorial Planeta, escrito por la investigadora brasileña Lisbeth Rebollo, el colombiano Álvaro Medina, la curadora y escritora venezolana Bélgica Rodríguez y el presidente de la Asociación Internacional de Críticos de Arte, Marek Bartelik.

 

 

“Principalmente, el trabajo es de divulgación de la obra de mi padre. Más adelante tenemos pensado crear un premio para jóvenes artistas latinoamericanos y un catálogo razonado sobre la obra de Oswaldo Vigas; además, empezaremos nuevamente la campaña Se busca Vigas para que la gente que tenga sus cuadros los pueda registrar. Y próximamente lanzaremos la página web oficial”, afirma.

 

 

En lo personal, Vigas presentará un documental sobre su padre, pero más allá de la obra trabaja un ámbito más íntimo del artista: “Es una película para que la gente se adentre en lo más desconocido: el lado humano, su angustia y dolor. Ya el filme está listo, esperamos a ver en qué festival queda”.

 

 

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