Netflix no ha terminado de superar la polémica y las críticas que enfrentó después de estrenar la película polaca 365 días, cuando coloca entre sus opciones la serie mexicana Oscuro deseo, protagonizada por Maite Perroni, Erik Hayser, Jorge Poza, Alejandro Speitzer, María Fernanda Yepes y Regina Pavón.
Y es que solo en un mundo con doble moral y dobles discursos, se puede entender que tanto la producción comparada con 50 sombras de Grey como el drama de Argos se encuentren en el top 10 de las ficciones más vistas por los usuarios en Venezuela (en los días y semanas cercanas a su estreno).
Por lo menos, la historia de Oscuro deseo escrita por Leticia López Margalli y dirigida por Pitipol Ybarra y Kenya Márquez, comienza con un argumento más firme que el filme estelarizado por Anna-Maria Sieklucka y Michele Morrone: La abogada Alma (Maite Perroni) sospecha que su esposo, el intachable juez Leonardo Solares (Jorge Poza) la engaña con su asistente. Despechada, la también profesora universitaria, se va de fiesta con su mejor amiga Brenda (María Fernanda Yepes) y termina teniendo una aventura con Darío Guerra (Alejandro Speitzer), a quien le dobla la edad. La situación serviría de excusa para encarar el tabú de las relaciones de mujeres maduras con hombres jóvenes, pero no lo profundiza. Lo que sí hace ampliamente con el tema de los feminicidos, delito alarmante en México, donde se calcula que son asesinadas 10 mujeres al día, de acuerdo con datos aportados por la Organización de Naciones Unidas (ONU).
Una vez reproduzca el primer capítulo de la ficción, le aguardarán 11 episodios más (la trama tiene 18 en total) en los que pensará que Christian Grey y Anastasia Steele tuvieron poca intimidad en la saga que les dio fama mundial.
Probablemente Oscuro deseo sea la primera serie del país del mariachi y los tacos con una carga tan fuerte de contenido sexual. Un reto para el elenco que protagoniza escenas explícitas de cama y desnudos completos, que requirieron total entrega por parte de sus actores, personal técnico, de fotografía y directores, sin caer en lo vulgar.
Inicialmente, el espectador pensará que se encuentra ante el típico triángulo amoroso esposa-esposo-amante, pero a medida avance la ficción descubrirá que la figura geométrica aumenta su número de lados; y no solo eso, también verá cómo la trama principal se sobrecarga de otras historias que harán más engorroso su entendimiento. Sí, el suspenso siempre se agradece, pero el relato pierde su gracia cuando en el camino traiciona la esencia de sus propios personajes.
Dieciséis años después del éxito de Rebelde, Maite Perroni sorprenderá a quien mire sirviéndole un personaje sobrio, lejos de aquella cándida adolescente aunque a ratos se piense que el equipo de maquillaje pasó trabajo intentando sumarle primaveras a la atractiva morena (siempre podían elegir una actriz mayor, ¿no?) y que ella podría darle más organicidad al papel que le asignaron.
Por su parte, Erik Hayser dejará nuevamente una grata impresión al interpretar al experimentado detective Esteban Solares (cuñado de Alma), quien se involucrará más de la cuenta en los casos que investiga.
Un aspecto digno de destacar de Oscuro deseo son algunos de los planos y las fotografías de los capítulos que lo integran, que ayudan al televidente a adentrarse en los sentimientos y pensamientos de los protagonistas de la historia.
La autora Leticia López Margalli hace gala de una trama bien escrita y compacta hasta que, por alguna razón, (¿engolosinamiento o exigencia de producción?) empieza a descarrilarse cuando solo faltan seis episodios para el desenlace, lo que provoca que muchos cabos queden sueltos y la ficción empiece a dar vueltas en busca de un desenlace medianamente coherente. Una pena porque empezó bien. En todo caso, Oscuro deseo siempre será superior a la juvenil Control Z (también mexicana), sin pies ni cabeza.
Fuente: El Universal
Por: María Laura Espinoza
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