La oposición venezolana busca poner nuevos obstáculos a la gobernabilidad de Nicolás Maduro, debilitado en las urnas y asediado por la delicada economía del país, según algunos analistas, que advierten que el líder Henrique Capriles debe medir bien sus pasos en la crisis política para no perder el terreno ganado estos últimos años.
«Lo que está haciendo Capriles es agregar a una nueva dificultad a la gobernabilidad de Maduro, que además tiene un agenda de temas socioeconómicos que requieren ser abordados pronto para evitar una crisis de mayor envergadura», explicó a la AFP el politólogo John Magdaleno.
Tras las elecciones del domingo, que dejaron una Venezuela dividida en dos partes prácticamente iguales, Capriles no reconoció el estrecho margen de 1,8 puntos que le dio la victoria a Maduro, pidió el recuento total de votos y convocó manifestaciones contra la proclamación del heredero del fallecido Hugo Chávez, que según el gobierno dejaron un saldo de 8 muertos y más de 60 heridos.
«Lo que hace la oposición es poner en tela de juicio su legitimidad de origen, al lado de las dificultades económicas que va a tener, ahora tiene una dificultad política», explica Magdaleno refiriéndose a Maduro, incapaz de mantener las sólidas ventajas que obtuvo Chávez contra la oposición desde 1999.
«Es obvio que busca deslegitimar a Maduro, que según los pronósticos enfrenta un cuadro muy difícil en el plano económico y social», explica por su parte el periodista y analista político Manuel Felipe Sierra.
Según él, la elevada inflación -la más alta de América Latina-, el desabastecimiento de algunos productos básicos, la devaluación del bolívar, la escasez de divisas y los niveles de violencia -Venezuela es el país más violento de América del Sur- van a obligar a Maduro a tomar «decisiones duras que podrían derivar en ingobernabilidad en un futuro».
Su discurso durante la campaña electoral, tras la muerte de Chávez, se centró en acusar a Maduro de empeorar la economía con dos devaluaciones y el alza de la inflación.
Capriles, que en estos dos últimos años consiguió unir y revigorizar a una oposición muy desprestigiada desde el golpe de Estado que trató de derrocar a Chávez en 2002, se desvinculó de los hechos de violencia ocurridos en las movilizaciones y presentó el miércoles su petición formal ante el Consejo Nacional Electoral (CNE), algo según los analistas debería haber hecho antes de llamar a sus seguidores a marchar.
Además, el joven gobernador de Miranda pidió diálogo al gobierno y anuló la marcha que había anunciado para este miércoles hacia la sede de CNE, en el centro de Caracas, que hubiera podido generar actos de violencia en su seguidores y los de la oposición -recordando a lo ocurrido en 2002, cuando murieron unas 20 personas- y que fue prohibida por Maduro.
«Él interpretó correctamente la necesidad de comunicar masivamente el descontento popular. La decisión de no marchar hoy en mi opinión lo que revela es el calculo para evitar un hecho lamentable que luego pueda perjudicar lo avanzado hasta la fecha», opina Magdaleno, que recuerda el meteórico ascenso de Capriles en las encuestas desde que murió Chávez el pasado 5 de marzo.
Para el internacionalista Carlos Romero, la oposición, que tras estas elecciones vuelve a estar en el centro de la escena política, no verá menguado su apoyo tras los actos de violencia, porque «rectificó a tiempo» y va seguir por los canales institucionales para mostrar su disconformidad.
«Pero tiene que medir sus acciones», agregó Romero, que recordó los escenarios futuros en los que la oposición podría «afianzar una mayoría», como las elecciones municipales de julio, las legislativas de 2015 o la posibilidad de convocar un referéndum revocatorio a Maduro en 2016, en la mitad de su mandato.
«Se metió por un callejón sin salida», explica a AFP el analista política Ángel Álvarez. «El margen de maniobra es tratar de lograr la mediación de gobiernos extranjeros o de organismos internacionales que permitan buscar una solución pacífica y negociada a esta crisis», agregó.
«Tiene que seguir con la estrategia persuasiva de cara a la opinión pública nacional e internacional para mantener la duda razonable sobre la veracidad de los resultados», concluyó Magdaleno.
Fuente: Agencias










