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Las calles, el Metro, los ministerios, las protestas: poco a poco, nuestros espacios han sido teñidos de verde

 

Las calles, el Metro, los ministerios, las protestas: poco a poco, nuestros espacios han sido teñidos de verde. La sociedad venezolana hoy por hoy está siendo tutelada por una doctrina militar y autoritaria que tiene como lenguaje la guerra, al que discrepa como enemigo, y la solución en las armas.

 

La historia de nuestro continente ha logrado supeditar el poder militar a la ciudadanía. Cruentas luchas, largas dictaduras, numerosos golpes de Estado y muchas pérdidas hemos pasado en esta tierra por ese logro. Pero hoy nuestra Venezuela y su Fuerza Armada están dando un paso atrás. La asunción por parte nuestra Fanb como “chavista” discrimina de forma explícita a aquellos de sus miembros que no lo sean y socava su profesionalismo, reduciendo su competencia institucional, dividiéndose a sí mismos y sustituyendo sus código de ética por valores ajenos a los que los identificaban con esta sociedad.

 

Por su parte, la creciente presencia del tutelaje militar en todas las esferas de decisión y que nos intenta vender como unión cívico-militar es, en la práctica, un conglomerado de militares vestidos de civiles dirigiendo a la sociedad en su conjunto con una lógica vertical y autoritaria que no merecemos y no debemos acatar.

 

La historia mal entendida, esa que se vanagloria por ser de sus entrañas el origen de nuestra independencia, nos trajo más tristezas que glorias. La lógica autoritaria y la figura caudillista es el fantasma de nuestra cultura política que a diario debemos doblegar con convicción democrática.

 

Un militar, en este siglo, solo es profesional en la medida en que su lealtad es fiel a sus ideales. Las lealtades políticas son transitorias y divisivas; lo que atrae políticamente un día puede ser diferente al día siguiente. Por ello, quienes lo integran y quienes la dirigen debe custodiar la integridad de esta profesión.

 

Ni Venezuela es un cuartel, ni los ciudadanos son milicias, ni la lógica democrática debe ser entendida como una guerra contra un enemigo. Nuestro país es una república libre e independiente cuya fuerza armada debe estar regida por la disciplina, la obediencia y la subordinación. Su deber y función es la defensa de la nación y cualquier desviación de eso va contra la democracia y nuestra ley.

 

@stalin_gonzalez

 

 

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