Con gran sorpresa me encuentro en las redes sociales el “ratón espiritual” que supuso para la gran opinión nacional el exilio de Edmundo González Urrutia (EGU), cuando este escribidor pensaba en contrario que más bien había sido el primer paso serio –en este caso, lamentablemente provocado por el régimen- en la dirección correcta, en respuesta al golpe de Estado perpetrado el 28J. ¿Y por qué lo llamo así? Los de mi generación llamábamos “ratón” al malestar que seguía después de haber pasado una borrachera, bien sea de alcohol o de algo apreciado, que resultó en una decepción porque los eventos no salieron como esperábamos. Una depresión, pues.
Y es que los venezolanos hemos sido sometidos desde hace muchos años a un bombardeo paralizante de parte y parte de mensajes como “la revolución vino para quedarse” o el mismísimo “hasta el final” de María Corina Machado (MCM). ¿Cómo no esperar entonces actitudes y conductas masivas en la gente cuando las cosas no salen como esperamos? En especial, llegando a la conclusión de que EGU “huyó” dejándonos con el paquete, después de una campaña brutal que indicaba que todos –y en especial EGU- moriríamos en Venezuela con las “botas puestas” hasta el final.
Pienso que la oposición, a pesar de hacernos ver todo lo contrario, no calibró en su justa medida hasta donde eran capaces de llegar los que hoy detentan el poder en Venezuela, aun después de haber visto todo lo que hemos visto en 25 años. Nunca esperaron que el régimen le diera una patada a la mesa y se quedara con las elecciones a lo Juan Charrasqueado. Pensaron de verdad que el régimen entregaría después de todos los fraudes cometidos desde el año 2004 porque ellos mismos querían creer en el sistema de contar votos del CNE. Pero la verdad les golpeo la cara y pareciera que aún no reaccionan, creyendo igualmente que incluso respetarían a EGU.
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La consecuencia inmediata de ese fraude-golpe de Estado fue la feroz persecución de todos quienes pudieran haber tenido contacto con las actas del proceso electoral, para encontrarlas y quemarlas. Desde el mismo momento del manotazo EGU como Presidente Electo legítimo debió estar fuera de Venezuela, no un mes después cuando era perfectamente previsible que lo amenazaran y chantajearan con su familia. Nadie se paseó que con EGU muerto volvemos al principio de todo esto, sin una legitimidad comprobable, porque esas actas no valdrían ni el papel donde están impresas en algún lugar -que espero sea fuera del país- porque todas señalan a EGU como el legítimo vencedor del 28J. ¡EGU es en persona el depositario de la voluntad popular del 28J! Mis disculpas por la crudeza y que Dios resguarde y cuide la vida del Presidente Electo.
Sin embargo, todavía existe una oposición mezquina, que siguiéndole la narrativa al régimen es capaz de expresar que salió huyendo, sin acabar de entender el sacrificio de dejar atrás a su hija mayor con su respectiva familia, en resguardo de lo que tiene plena conciencia, como depositario que es del altísimo costo que han significado esas actas en muertos, detenidos y torturados. EGU sabe que si caía en poder del régimen todo eso se hubiera perdido en un segundo. Con ese peso a cuestas, EGU deja a su hija, yerno y nietos como rehenes en Venezuela. Difícilmente alguien quisiera estar en esa posición.
Pero no, a juicio de mucha gente, EGU tenía que quedarse en el país por la repetida consigna citada millones de veces, donde su papel político es insignificante frente al de MCM, más allá de decir que el Presidente está en el país luchando contra a un golpe de Estado, del que poco o nada podemos hacer desde Venezuela.
En otras palabras, la persona más valiosa que resultó de este proceso electoral y que más puede hacer fuera de Venezuela para convencer a la Comunidad Internacional de su propia legitimidad, se dejó expuesta a lo que el régimen le diera la gana de hacer. Sin embargo, ahora, gracias a esos héroes caídos y apresados, y muchísima gente esperanzada en Venezuela que colaboró el 28J, no solo tiene el respaldo de unas Actas que lo legitiman como Presidente frente al mundo, sino que puede lograr una estrategia diplomática clara y firme que determine acciones en contra de lo que pasa en el país.
Sin importar lo que el régimen diga de ahora en adelante, lo mejor que nos pudo haber pasado fue que el legítimo Presidente de Venezuela haya salido del país, sin importar las circunstancias que rodearon a ese episodio.
He insistido en repetidas oportunidades acerca de la importancia que EGU, como diplomático de carrera, experimentado en el lenguaje que maneja la Comunidad Internacional, se ponga al frente de una ofensiva diplomática, que no puede esperar de ninguna manera, para comenzar a abordar temas como su propio reconocimiento como Presidente legítimo de Venezuela y las acciones que la Comunidad Internacional puede y debe adelantar para remover al régimen ilegítimo del país, y comenzar a preparar conjuntamente con las potencias occidentales, una estrategia que nos pueda librar de la injerencia de China, Rusia, Irán y Cuba en nuestro país.
De ninguna manera ese es un trabajo fácil de realizar, y necesitará contar con toda la ayuda que la diáspora preparada pueda facilitarle. Pero no han pasado ni 24 horas luego de la partida de EGU a España, donde con la pequeña ayuda de la propaganda oficial, un sector de la oposición está desprestigiando este importantísimo paso, que si bien debió haber sido previsto y previamente programado por la oposición, a fin de que EGU no tuviera que temer por su familia, era y es definitivamente fundamental para que el proceso de recuperación del país avance aceleradamente desde el exterior.
Yo no sé si la solución del problema venezolano esté a la vuelta de la esquina, como piensan muchos anclas mediáticos de la oposición que ruedan todos los días en las redes sociales. Ojalá sea así. Lamentablemente, más de 20 años de esperar ese “tren rápido” o ese “fast track” muy propio del venezolano, son más que suficientes para no seguir creyendo que sin un trabajo arduo y sostenido de una oposición cuya única preocupación sea liberar a Venezuela, se logrará algo concreto en la dirección correcta.
Pues bien, MCM y EGU lograron con ese indiscutible trabajo sostenido llegar adonde hemos llegado. ¡Nunca se había llegado tan lejos! ¡Por Dios! ¡Démosle chance a tanto sacrificio! A que se termine el esfuerzo hacia el 10 de enero de 2025 y se complete una etapa que comenzó el 22 de octubre de 2023, con unas primarias que reflejaron un masivo rechazo al “status quo” político del régimen y su oposición. De otra manera, estaremos condenados a nunca terminar lo que comenzamos, viviendo en un ciclo infinito de tiranía. Si no lo hacemos así, verdaderamente nos lo mereceremos.
Luis Manuel Aguana
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