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Un 6 de Diciembre sin Maduro

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Un 6 de Diciembre sin Maduro

Si Aristóteles reencarnara en Venezuela seria un desempleado más.  La lógica no es lo que ronda en nuestra tierra. Ni siquiera nosotros entendemos este desastre. La racionalidad se nos escabulle ante tanta incompetencia y malandraje; en la madrugada nos asecha el miedo de sucumbir ante ambos bien sea en la calle o en nuestras pesadillas.

 

 

Esto no es pesimismo, es la dura realidad. Vivimos un desastre de tal magnitud que nos ahoga toda esperanza de salida de este túnel mientras  Maduro sea presidente. Ya el cuento de la guerra económica nadie se lo cree pero lo repite para postergar medidas cuyo retraso agrava y profundiza la caída.  Solo con otro presidente que acepte la importancia del rol político de una oposición democrática comenzaremos a andar el camino de la confianza y la recuperación. Por eso me preocupa que estemos sobredimensionando el impacto positivo del triunfo de las parlamentarias mientras quien mande en Miraflores sea un admirador del estilo cubano de gobernar. No tengo claro lo que viene después de Nicolás Maduro, pero su  renuncia aunque no suficiente, es una condición necesaria para poder dar marcha atrás y tomar otra senda. Solo así comenzara a verse el final de este largometraje interminable de división y odio, de esta revolución bufa y en cámara lenta que luego de 16 años ha convertido a nuestra patria en el paraíso de la droga y de las mafias. Y es que las noticias de los últimos días nos hacen pensar que hemos iniciado el transito por los círculos del Infierno de Dante

 

 

Los impactantes reportes de saqueo enviados por la admirada periodista Milagros Socorro desde Sinamaica, la muerte de Gustavo Patiñez de apenas 21 años por disparos de efectivos de la GNB en San Félix por participar en otro saqueo,  el cierre por falta de insumos de la legendaria planta Polar en Los Cortijos. La letanía de miserias que nos afligen no acepta una redacción lógica. Veamos.

 

 

Hambre, saqueos, anarquía, locura, miedo, ambición, tristeza. Una amiga me llama para contarme el secuestro exprés de su hija, un niño muere de cáncer en un hospital por falta de medicinas, otro cae frente a su madre al llegar balaceado por unos malandros, otros ingresan en la morgue donde ya no hay cupo… “una lagrima en la mano, un suspiro muy cercano, una historia que termina, una piel que no respira”… pienso en Cherry Navarro.

 

 

Otro empleado público recoge sus macundales y se va a su casa porque el jefe descubrió que pensaba por su cuenta, una  mujer arrecha le grita a un Guardia Nacional porque se colea en una fila interminable. Una estudiante llora desde su encierro mientras teme que la vuelvan a violar…. “Tengo seca la garganta”. Otro ruega desde La Tumba que le permitan ver el sol porque de lo contrario se suicida. Otro languidece en huelga de hambre tras las barras escuchando sus tripas y su corazón como único vehículo liberador de la humillación.

 

 

Otros deciden saquear automercados para no morirse de hambre. Otros interceptan camiones para robar harina PAN; otros cierran sus negocios por falta de materia prima; otros siguen haciendo negocios con los pocos dólares que quedan. Otros piensan que hacer política económica es asfixiar al sector privado; otros deciden negarle papel a los periódicos para callar las críticas. Unos son inhabilitados porque otros piensan que se quedan para siempre, mientras otros piensan que esto se acaba ya… “siempre, nunca, nunca, nunca” otra vez Cherry Navarro.

 

 

El país se deshilacha en esta tragedia desde la cual el 6 de Diciembre se ve infinitamente lejos. Venezuela sucumbió a la anarquía porque Venezuela se encuentra sin gobierno. Y es que Maduro ha asumido la errada estrategia de tratar de gobernar al país en contra de la opinión de la inmensa mayoría, la cual incluye a muchos chavistas que piensan que le está echando a perder la marca. Esta estrategia política le hace imposible tomar las decisiones que el país necesita porque sabe que carece del apoyo político para hacerlo. Por eso esto es inviable, por eso estamos como estamos y por eso no podemos avanzar si no salimos de él.

 

 

El desastre económico que nos ha llevado al hambre y al saqueo es la consecuencia mas evidente de cómo la estrategia política de exclusión de la mayoría seguida por Maduro ha resultado inviable y se tropezó con el caos. Venezuela necesita mucha más unidad y consenso para tomar el camino de la recuperación de lo que Maduro es capaz de aceptar. Este gobierno “maduro, madurito” no funciona.

 

 

Por eso propongo que con la mira en las elecciones del 6 de Diciembre mantengamos la unidad y pidamos la renuncia de Maduro. Una vez más Nicolás por el bien de todos: renuncia.

 

Ana Julia Jatar

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