La gente me reclama que mis artículos, en ocasiones, no son humorísticos ni cómicos, pero es que hay momentos en la vida en que no puedo sino escribir arrecho. Sí, arrecho, y no por ganas de estarlo, sino porque no podemos ser de palo ni de cera; no debemos quedarnos callados ante tanta ignominia y maldad exhibidas por perdedores que hoy hacen la mueca de gobernarnos.
Por lo que están haciéndole a los empleados públicos, a algunos oficiales y a los beneficiados de las misiones es por lo que yo siempre me he portado mal abiertamente, igualito van a fregar a quienes nos portamos mal como a quienes simularon portarse bien, con la ventaja, si se puede hablar de ventaja, de que quienes nos portamos mal nunca nos quedamos ni nos quedaremos callados.
No tengo la menor duda de que el 14 de abril ganamos. ¡Sí! ¡Ganamos! Sólo tenemos que tener un poco de paciencia y confiar plenamente en Henrique, nuestro asombroso líder, tal como él lo ha pedido, para ratificar, incluso más temprano de lo que la gente imagina, los resultados que todos esperamos. Hay que concederle ese tiempo, porque si en alguien debemos confiar es en él; un hombre que ha logrado lo que ningún líder en el mundo ha conseguido: quitarle al adversario más de 80.000 partidarios diarios en tan sólo 10 días de campaña no sólo desigual por parte del Gobierno, sino también obscena; gobierno que contaba además con la anuencia del CNE, es decir, el beneplácito del mismo gobierno.
Qué pena siento por Tibisay Lucena, a quien por cierto conocí como amiga de mi casa cuando era un ser humano bonito, que con pasión y sueños tocaba con mi sobrina el violonchelo.
No entiendo cómo Tibisay, y que me disculpe ella por ser una dama, puede dormir plácidamente después de este vergonzoso, gris y malvado momento que protagonizó y en el que, con una irónica mueca que simulaba una sonrisa, no dijo la verdad de lo que ella sabe que pasó. Imagino que no puede menos que tener pesadillas y sueños grises, lleno de imágenes de terror que quizás persigan y atormenten su conciencia eternamente.
Cuando se anunció que se haría una auditoria, el Gobierno, es decir, el CNE, para apaciguar a los presidentes de la Unasur, hizo que reconocieran a Maduro (*) como presidente (sí, así, con asterisco hasta que esto se aclare). Erróneamente, a regañadientes, una vez reconocido, algunos pretendieron vacilárselos a ellos y a nosotros, con el esperado anuncio de la auditoría.
Pienso que les ha salido el tiro por la culata y que ya no hay vacilón posible. No nos dejaremos engañar con una auditoría chimba e impugnaremos las elecciones, tal como indicó nuestro líder.
¿Que no la quieren hacer como corresponde? Es que no les queda más remedio, y el resultado ellos lo saben muy bien. Si no la hacen, muchos de los presidentes que ya reconocieron al mandatario podrían reclamar fuertemente, comenzando, como ya se rumora, por Ollanta, Dilma y Santos, y por el Papa, que apenas comienza a hablar.
La auditoría que no se ha hecho, iba a demostrar, estoy seguro, que Capriles tenía más votos que Maduro; de ser así, automática, interna y externamente, entraría en usurpación del cargo. ¡Ajá!, ¿que ya lo nombraron y decide no hacer otras elecciones y quedarse? ¿Que va a echar al “pueblo” armado a la calle? ¿Que va a llamar a los militares para burlar la Constitución?
La pregunta más importante es: ¿con qué culo se sienta la cucaracha? Por cierto, qué peeenaaa Ernesto Villegas… qué pena, de verdad, qué pena…
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Por Claudio Nazoa