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Revocatorio militar

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Revocatorio militar

Estoy segura de que las excepciones son mayoritarias, pero los verdeoliva que más suenan han dejado muy mal parada su institución. En el pasado reciente han protagonizado episodios que me llenan de vergüenza como venezolana. El bozal de arepa ha podido más que los principios, las convicciones y las promesas. Desde quienes le permitieron a Blanca Ibáñez encasquetarse un uniforme militar sin ser militar y obedecieron sus órdenes, hasta los generales de muchos soles de ahora cuyos únicos méritos han sido arrodillarse ante Hugo Chávez -y ahora ante Nicolás Maduro-, esa parte de la Fuerza Armada da pena.

 

Todavía hay quienes creen que los militares son «la solución». Con esa idea en mente eligieron a Hugo Chávez presidente y Maduro se disfraza de militar para reforzar la creencia. Si los militares fueran «la solución», Venezuela sería el primer país del mundo: desde que somos república en 1830, es decir, durante 183 años, solo algo más de 41 años hemos tenido presidentes civiles. De resto, puro militar. Casi el 78%. Ustedes me dirán.

 

Hoy en día, la corrupción verdirroja va desde el soldado que matraquea en las fronteras, en las alcabalas y en las carreteras, pasando por los oficiales de rangos medios que cambian dólares a bolívares y bolívares a dólares, hasta los generalotes y coronelotes con cuentas cifradas en paraísos fiscales. Además, la saña con que les hemos visto reprimiendo a la población civil habla muy mal de ellos. Gracias, Chávez, por los favores recibidos.

 

No puedo dejar de pensar en los militares que dieron sus vidas para que nuestra patria no cayera en manos de Castro cada vez que veo a los de ahora cuadrarse ante el sátrapa del Caribe. Le entregaron Venezuela en bandeja de petróleo y encima le hicieron reverencias.

 

Quiero proponer un revocatorio militar como principio de la purga que tiene que llevarse a cabo en nuestra Fuerza Armada. Los ciudadanos deberíamos poder revocar a los jefes de brigadas, divisiones y guarniciones. ¿Se han puesto a pensar que en un caso de emergencia ellos tendrían el poder total, hasta sobre nuestras vidas? ¡Escalofría de solo pensarlo!

 

Honestamente, espero que hayamos aprendido la lección. Los militares deben volver a sus cuarteles. A cuidar fronteras, a mantener el orden. ¡Nunca más un militar en la Presidencia de la República! ¡Nunca más!. /JM

 

Por Carolina Jaimes Branger

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