Siempre seremos partidarios de un diálogo de verdad, pero nunca nos prestaremos a una apariencia de diálogo
El derecho a la protesta pacífica no sólo se justifica porque está establecido en nuestra Constitución nacional, sino porque existen muchas razones que tienen que ver con la calidad de vida de los venezolanos, entre las cuales están el alto costo de la vida que convierte en sal y agua el salario o los ingresos que son recibidos en una moneda cada vez más devaluada, agravada por la escasez de bienes y servicios básicos. Además del crecimiento de la inseguridad, junto con la impunidad que le acompaña de manera denigrante.
A ello hay que agregarle la falta de independencia de los poderes públicos que tiene entre otras consecuencias negativas, una justicia que no es imparcial, y por el contrario se percibe al Poder Judicial como colonizado por el partido de Gobierno.
A esta situación se le suma el drama que vive nuestra juventud, que si consigue trabajo sus ingresos no le alcanzan para casarse y tener acceso a una vivienda, o para comprarse un vehículo modesto, o pagar el costo de un Seguro privado para garantizarse él y su futura familia un buen servicio de salud, ya que la salud pública funciona muy mal. De allí que nuestra juventud ve comprometido su presente y su futuro, y por eso sale a luchar por un país que le garantice un mejor porvenir.
A las razones que ya existían para protestar, hoy día desgraciadamente se le agrega la obligación ética que tenemos de denunciar la brutal represión, y los asesinatos que ha cometido la fuerza pública reprimiendo la protesta de ciudadanos desarmados, para castigarlos por hacer uso de sus derechos.
No compartimos la violencia como método de reclamo de los derechos de cada quien, las protestas que se han realizado en su inmensa mayoría han sido pacíficas; y si se cometió algún exceso, bajo ninguna circunstancia se justifica el asesinato de un ser humano para satisfacer la voluntad de un Gobierno autoritario sin sensibilidad social. A estos hechos se agregan las diferentes torturas físicas y psicológicas ejercidas en contra de los cientos de detenidos que han salido a protestar para defender sus derechos.
Siempre seremos partidarios de un diálogo de verdad, pero nunca nos prestaremos a una apariencia de diálogo, que solo le sirva al Gobierno para dejar impunes los crímenes cometidos y para que sigan presos quienes salieron a defender los derechos de todos.
Omar Barboza