Ramon Guillermo Aveledo: La opción ventajosa

Ramon Guillermo Aveledo: La opción ventajosa

I

La fácil tentación “radical” es espejismo. La moderación no es tibieza ni indefinición, al contrario, define a favor de la convivencia libre y el progreso.

 

 

En política, la más característicamente humana de las actividades humanas, todo problema tiene varias caras. La natural realidad diversa no debe ignorarse. Proscribirla implica acumular presiones sociales de difícil manejo cuya desembocadura suele ser la violencia. Alexander Hamilton decía que en política o en religión, es igualmente absurdo buscar seguidores mediante la fuerza, porque las “herejías” no se curan con persecución. Trabajo de la política es procesar las diferencias y canalizar el conflicto en soluciones que ahorren violencia con su dolorosa secuela.

 

 

Destaco que hace doscientos treinta y seis años para mostrar que no se trata de hallazgos recientes, sino de aprendizaje histórico, datos de sentido común que la polarización y la crispación a ambos lados de nuestro monotema no deberían borrar. La desmemoria cobra caro a los líderes y sobre todo, a los pueblos, como hemos podido comprobar.

 

 

“Tan numerosas y poderosas son las causas que sirven para dar un sesgo falso al juicio que nosotros, en muchas ocasiones, vemos a hombres sabios y buenos tanto en el lado equivocado como en el correcto” de cuestiones importantes, escenario que el estadista, uno de los fundadores políticos e intelectuales de los Estados Unidos, cree que atendido debidamente “proporcionaría una lección de moderación a aquellos tan persuadidos de estar en el lado correcto de la controversia”.

 

 

Cuidado, advierte, con enmascarar las ambiciones con defensa de derechos del pueblo. La historia muestra que es atajo al despotismo. Adular a la opinión popular es peligroso. Muchos que han comenzado como demagogos acaban como tiranos.

 

 

Las desventajas del fanatismo, de la obcecación en la certeza de nuestra posición, del menosprecio a la opinión contraria, son evidentes. Insistir en ellas sería redundante en una realidad como la nacional.

 

 

De las ventajas de la moderación: respeto por todos a los derechos y deberes de todos, aceptación de la pluralidad como realidad provechosa y de la diversidad como fuente de energía, el poder institucional, limitado, distribuido hay evidencias de sobra en la historia universal, latinoamericana y venezolana. No aseguran la felicidad perfecta y permanente, pero ahorran muchos sufrimientos y hacen posible corregir a tiempo errores más o menos inevitables.

 

 

Ramón Guillermo Aveledo

Comparte esta noticia:

Contáctanos

Envíe sus comentarios, informaciones, preguntas, dudas y síguenos en nuestras redes sociales

Publicidad

Si desea obtener información acerca de
cómo publicar con nosotros puedes Escríbirnos

Nuestro Boletín de noticias

Suscríbase a nuestro boletín y le enviaremos por correo electrónico las últimas publicaciones.