Neylan, con dolor físico, trabajaba, atendía a su familia y lucía bella con su cabeza rapada
Cinco muertes diarias en Venezuela por cáncer de mama. Mi sobrina de sólo 35 años es una de ellas. Este es un reconocimiento a su fervor, a su brío y el espíritu imperturbable que mantuvo en esta difícil contienda. Ella decía que Dios no nos pone pruebas que no podemos tolerar, pero, a veces, desearíamos que no nos estuviera probando. Aunque es lógico que en el cielo ansíen tener de vuelta a gente tan formidable.
Viajé por trabajo y su abuela llamó: «Neylan pregunta dónde estás». Me disculpé por no haberla ido a ver esos días. «¡No! Ella sólo quiere saber si no has venido por tu recaída cervical. ¡Está preocupada por ti!». Ella respiraba gracias a una bombona, le pronosticaron seis meses de vida y todavía me llamaba para saber cómo estaba mi dolorcito.
Su seguro no cubría sus gastos, las cuentas de exámenes y quimio se hacían impagables, pero siempre quería saber si los demás estaban bien. Sólo la noté compungida cuando ya no podía atender a sus morochos. La verdad es que nunca he venerado a famosos y creo que la razón es que los más ilustres personajes se han revelado siempre entre mi familia y mis amigos.
Esperamos que un salvador nos rescate de esta situación país y olvidamos que vivimos rodeados de ídolos. Nos vencerá la ruindad, cuando tengamos la grandeza delante y no nos demos cuenta.
Seremos mejores si nuestros modelos de vida no son los inalcanzables y si damos a nuestros cercanos, el crédito que merecen por sus encomiables actos de valentía, de los que muchos de nosotros no seríamos capaces.
Sólo a fuerza de favores se conquistan almas mezquinas, pero a los corazones generosos como el de ella, se les gana únicamente con el afecto. No pidió nada más. Gastamos neuronas tratando de rescatar a Venezuela con planes rimbombantes, cuando tenemos el ejemplo de todas las Neylan Johanna que abundan aquí.
Con dolor físico, trabajaba, atendía a su familia y lucía bella con su cabeza rapada. ¿Queremos inspiración para no desmayar? No le hará falta recordar a grandes próceres ni renombradas epopeyas. Mire a su alrededor y encontrará suficientes paladines y agallas que copiar.
Los hijos de Neylan no necesitarán abrir un libro de historia para aprender sobre memorables cruzadas e intrépidas batallas. Vivirán con la certeza de haber tenido a una heroína, dentro de su propia casa.
@carlaangola
carlaangolarodriguez@gmail.com